Después de un exitoso recorrido por la novela, Nuria Labari regresa al género del cuento, que la consagró con su obra Los borrachos de mi vida (2009), galardonada con el VII Premio de Narrativa Caja Madrid. En No se van a ordenar solas las cosas, Labari ofrece una serie de relatos que exploran las complejidades y tensiones de la vida contemporánea, retratando un mundo en crisis a través de personajes que lidian con dilemas universales: la condescendencia de una señora hacia su servicio doméstico, la espera de la muerte, la obsesión por el culto al cuerpo o la relación amorosa entre una mujer mayor y un hombre joven. A través de estos temas, la autora pone de manifiesto los prejuicios y recelos profundamente arraigados en una sociedad occidental en transformación.
Una recopilación de relatos muy interesante que nos hace pensar en nuestras propias inseguridades. Una autora a la que no había leído y que me parece muy interesante por el modo que ha tratado a los personajes y sus inseguridades dotándoles de una gran humanidad con sus imperfecciones y carencias. En fin, unos relatos sobre la inseguridad de uno mismo en un mundo tan globalizado.
En cuanto a la técnica narrativa, Labari se destaca por varios aspectos que dotan a los relatos de riqueza y profundidad:
- Multiplicidad de voces: La autora utiliza tanto la primera como la segunda y la tercera persona, lo que permite un acceso profundo a la psicología de los personajes. Esta variedad narrativa enriquece la experiencia del lector, mostrando diferentes perspectivas y creando una mayor empatía con las vivencias de los protagonistas.
- Uso del lenguaje: Labari cuida con esmero la diversidad lingüística de sus personajes. Cada uno habla desde su propia realidad, ya sea en ídish, una variante del bereber, o dialectos de español influenciados por el árabe o el latinoamericano. Este uso del lenguaje refleja la identidad y el poder de los personajes, y añade autenticidad a los relatos.
- Crítica social a través de lo cotidiano: A través de situaciones aparentemente triviales, como una lavadora rota, Labari aborda temas de crítica social. Estos pequeños detalles cotidianos sirven como metáforas que nos permiten ver más allá de lo inmediato, revelando las tensiones sociales y personales que atraviesan los personajes.
- Ritmo y musicalidad: La prosa de Labari fluye con naturalidad, logrando un equilibrio entre la urgencia narrativa y momentos de pausa reflexiva. Este ritmo casi musical atrapa al lector mientras le permite reflexionar sobre los temas que surgen en los relatos.
- Construcción coral: Aunque los relatos son autónomos, juntos forman un retrato fragmentado de la sociedad contemporánea. Las historias y personajes de Labari forman un mosaico donde las distintas voces dialogan entre sí, abarcando temas como el envejecimiento, la desigualdad de clases y la identidad sexual, reflejando la diversidad y los conflictos de nuestro tiempo.
El cuerpo, en su vertiente ambivalente, es un elemento central en los relatos. La autora explora cuerpos que envejecen, cuerpos que sufren o que son despreciados, convirtiendo lo físico en un terreno literario donde se manifiestan tanto el poder como el estigma. Los cuerpos de los personajes no solo expresan dolor o desgaste, sino que también legitiman su experiencia en un mundo en el que la desigualdad y el desprecio están profundamente arraigados.
Labari crea una atmósfera que no solo revela las crisis personales de los protagonistas, sino también las contradicciones de un mundo globalizado y profundamente individualista. Sus personajes, con todas sus fragilidades, nos invitan a reflexionar sobre cómo, en medio de tanta desconexión y desigualdad, es posible escuchar y entender a los otros para encontrar un camino común.
Nuria Labari (Santander, 1979) es escritora y periodista. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad del País Vasco y Relaciones Internacionales en el Instituto Ortega y Gasset. Su carrera literaria comenzó con el libro de cuentos Los borrachos de mi vida (2009), galardonado con el VII Premio de Narrativa Caja Madrid. Tras su incursión en la novela con obras como Cosas que brillan cuando están rotas (2016) y La mejor madre del mundo (2019), Labari regresó al cuento con No se van a ordenar solas las cosas. Además de su labor literaria, escribe una columna de opinión en el diario El País y su obra ha sido traducida al inglés, rumano y sueco.
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