La película surcoreana Parásitos (2019), dirigida por Bong Joon-ho, se ha convertido en un fenómeno cultural y cinematográfico que trasciende las barreras de género y lugar. Ganadora de múltiples premios, incluido el Óscar a Mejor Película, su narrativa multifacética aborda de manera brillante la lucha de clases y las desigualdades sociales que dividen a la sociedad moderna. Bong Joon-ho teje una crítica contundente a las jerarquías económicas a través de una historia que explora las tensiones entre dos familias: los adinerados Park y los empobrecidos Kim.


El éxito de Parásitos no solo radica en su dirección y guion, sino también en la brillante actuación de su reparto. Cada actor aporta profundidad a los personajes y encarna las tensiones de clase de manera sutil y poderosa.

  • Song Kang-ho como Kim Ki-taek, el padre de la familia Kim. Su interpretación captura el desencanto y la desesperación de un hombre empujado al límite por su situación económica.
  • Lee Sun-kyun como Park Dong-ik, el jefe de la familia Park, cuya frialdad y condescendencia hacia los pobres están siempre presentes.
  • Cho Yeo-jeong como Choi Yeon-gyo, la ingenua y rica madre de la familia Park.
  • Choi Woo-shik como Kim Ki-woo, el hijo mayor de los Kim, quien se infiltra en la vida de los Park al obtener un trabajo como tutor.
  • Park So-dam como Kim Ki-jung, la hija de los Kim, ingeniosa y astuta, que se hace pasar por una terapeuta artística.
  • Jang Hye-jin como Chung-sook, la madre de los Kim, quien se convierte en el ama de llaves de los Park.
  • Lee Jung-eun como Moon-gwang, la anterior ama de llaves de los Park, quien revela uno de los secretos más oscuros de la casa.
  • Park Myung-hoon como Geun-sae, el marido de Moon-gwang, quien vive oculto en el sótano de la casa de los Park.

La crítica social en Parásitos

Desde el primer momento, Parásitos revela su intención: poner al descubierto las diferencias de clase y la distancia abismal entre los privilegiados y los desfavorecidos. La familia Kim, que vive en un semisótano húmedo y reducido, sobrevive con trabajos mal pagados y sin estabilidad económica. Contrasta violentamente con la vida de lujo de los Park, quienes residen en una espaciosa y moderna casa en una zona levada, distantes de las dificultades del mundo exterior.

Bong Joon-ho utiliza el espacio físico como una metáfora central en su crítica a las desigualdades. La casa de los Park es un refugio aislado y elevado, mientras que los Kim viven en la parte baja de la ciudad, literalmente sumidos en las sombras y el desbordamiento de aguas residuales. Esta dicotomía visual subraya cómo la riqueza y la pobreza no solo son realidades económicas, sino que se inscriben en el paisaje urbano y en la psique colectiva.

La lucha por la supervivencia

El título de la película, Parásitos, es un término provocador que invita a múltiples interpretaciones. Si bien en un sentido literal podría parecer que los Kim son los «parásitos», infiltrándose en la vida de los Park para beneficiarse de sus recursos, Bong Joon-ho sugiere una simbiosis mucho más compleja. En realidad, ambas familias dependen mutuamente para mantener su estilo de vida. Los Park necesitan a los Kim para el trabajo doméstico, y los Kim necesitan el dinero de los Park para subsistir. Esta interdependencia crea una dinámica de poder que, sin embargo, está profundamente desequilibrada a favor de los ricos.

La película pone de manifiesto cómo el sistema capitalista convierte a los individuos en seres que deben luchar por cada migaja de sustento. Los Kim, al ver una oportunidad, se muestran dispuestos a hacer lo que sea necesario para mejorar su situación. Este comportamiento desesperado es una respuesta directa a la exclusión social que experimentan, donde la movilidad económica parece una fantasía inalcanzable.

Crítica al clasismo y al privilegio

Uno de los elementos más sutiles y poderosos de Parásitos es cómo retrata el clasismo inherente a las relaciones de poder. La familia Park, aunque aparentemente amable, trata a los Kim con una condescendencia apenas disimulada. Los comentarios despectivos sobre el «olor» de los Kim son un símbolo recurrente de la percepción de que los pobres son intrínsecamente «otros» y menos dignos. Este «olor» es una marca invisible de su pobreza, una barrera infranqueable que ni la astucia ni el ingenio pueden eliminar.

El director también critica la despreocupación de los ricos por las luchas de los pobres. Mientras que la familia Park vive ajena a los problemas que enfrentan los Kim, estos últimos deben lidiar con la inundación de su hogar y la precariedad constante. La lluvia, que para los Park es un simple inconveniente, destruye la casa de los Kim, revelando cómo incluso los fenómenos naturales afectan de manera desigual a las clases sociales.

El desenlace: violencia y desesperanza

El desenlace de Parásitos es una explosión literal y figurada de las tensiones de clase que se han ido acumulando a lo largo de la película. La violencia que estalla en la fiesta de cumpleaños refleja cómo la injusticia estructural puede llevar a una ruptura inevitable. Bong Joon-ho no ofrece una solución fácil a las desigualdades que retrata, sino que muestra un ciclo de opresión donde los pobres se ven obligados a luchar entre sí mientras los ricos permanecen intocables.

El epílogo de la película, con Ki-woo imaginando la posibilidad de comprar la casa de los Park algún día, es tanto un sueño como una cruel ironía. La película sugiere que la movilidad ascendente dentro del sistema actual es casi imposible, una quimera que mantiene a los oprimidos en su lugar. El deseo de Ki-woo es una fantasía que, como el propio Bong Joon-ho ha señalado, requeriría siglos de ahorro para volverse realidad.

Conclusión

Parásitos no solo es una obra maestra del cine, sino también una profunda reflexión sobre las injusticias del sistema capitalista y las barreras infranqueables entre las clases sociales. Bong Joon-ho utiliza la historia de dos familias como un microcosmos de las luchas más amplias que definen a las sociedades modernas. Al final, Parásitos es una advertencia inquietante sobre las consecuencias de una desigualdad sin resolver, en la que los oprimidos no tienen más opción que luchar por su supervivencia, incluso a costa de sus semejantes.


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