La película A.I. Inteligencia artificial, dirigida por Steven Spielberg y estrenada en 2001, es una de las obras cinematográficas más notables que explora el impacto de la inteligencia artificial en un contexto de profunda carga emocional y filosófica. Originalmente concebida por Stanley Kubrick, el proyecto fue retomado por Spielberg tras la muerte de Kubrick, quien tenía una larga relación de colaboración y amistad con el cineasta. El resultado es una fusión de los estilos de ambos directores, uniendo la visión crítica de Kubrick sobre la tecnología y la humanidad con el enfoque sentimental de Spielberg.
Después de tantos años desde su estreno y a pesar de tenerla en DVD hasta ahora no había visto esta película y la verdad es que me ha emocionado. Supongo que soy una sentimental pues he empatizado mucho con David, que no deja de ser un reflejo de Pinocho, que solo quería ser un niño de verdad para que su madre le dijera que le quería. En fin una película bonita para un día lluvioso que además toca un tema universal como es la búsqueda del amor.
Sinopsis
La historia de A.I. se ambienta en un futuro distópico donde los humanos coexisten con robots avanzados, conocidos como mechas. Entre ellos, destaca David (interpretado por Haley Joel Osment), un niño androide con una habilidad única: es capaz de amar a sus «padres» humanos. David es adoptado por una familia que acaba de perder a su hijo en un estado de coma y se convierte en su «hijo sustituto». Sin embargo, cuando el hijo biológico despierta, la familia enfrenta dilemas éticos y emocionales, y finalmente deciden abandonar a David en el bosque, dejándolo solo para buscar su propósito.
David emprende entonces un viaje en busca de su propia humanidad, creyendo en el cuento de Pinocho y deseando que una «hada azul» lo transforme en un niño real para ser amado por su madre. Este viaje, que abarca siglos, plantea preguntas sobre el amor, el alma y el propósito de la vida, mientras David y otros mechas intentan hallar un lugar en el mundo humano.
La participación de Ian Watson
Ian Watson, escritor de ciencia ficción, desempeñó un papel crucial en el desarrollo de la historia y los temas filosóficos de la película. A principios de los años 90, Kubrick lo contrató para trabajar en el guion de A.I. basado en el relato corto «Los superjuguetes duran todo el verano» de Brian Aldiss. Durante tres años, Watson y Kubrick desarrollaron la historia y sentaron las bases de la narrativa y los personajes. Watson aportó una visión que ahonda en la identidad, el amor y la búsqueda existencial de David, un niño androide que desea ser humano. Aunque Spielberg finalmente completó el guion, Watson sigue siendo una de las figuras fundamentales en la construcción de la complejidad de la historia.
Reparto principal
- Haley Joel Osment como David: El protagonista, un niño androide diseñado para amar. Osment destacó por su habilidad para transmitir la inocencia, el deseo y la confusión de un ser que anhela ser humano.
- Jude Law como Gigolo Joe: Un robot diseñado para compañía y placer, que se convierte en el compañero y guía de David en el sombrío mundo de los robots. Joe aporta una perspectiva cínica sobre la naturaleza humana.
- Frances O’Connor como Monica Swinton: La madre adoptiva de David, quien lo acepta inicialmente debido a la pérdida de su hijo biológico, generando una relación de amor y conflicto.
- Sam Robards como Henry Swinton: Esposo de Monica y padre adoptivo de David, cuya perspectiva representa las dudas humanas sobre la convivencia con una inteligencia artificial.
- William Hurt como Profesor Hobby: El científico visionario detrás de David, quien desarrolla el concepto de un robot capaz de experimentar emociones humanas, motivado por sus propias pérdidas.
- Jake Thomas como Martin Swinton: El hijo biológico de Monica y Henry, cuyo regreso desencadena la separación de David al causar conflictos emocionales.
Temas principales
- La búsqueda de la identidad y el amor: David, aunque es una máquina, es un personaje profundamente trágico y filosófico. Su deseo de ser aceptado y amado por su madre lleva a reflexionar sobre la naturaleza del amor y la necesidad de pertenencia.
- La relación entre humanos y máquinas: La película examina cómo los humanos utilizan y proyectan sus emociones en los robots. A través de David, se cuestionan los límites de la conciencia y la empatía.
- La inmortalidad y el futuro de la humanidad: La historia de David es un eco de las ambiciones humanas: el deseo de trascendencia y de dejar una huella. Siglos después de la extinción de la humanidad, los mechas avanzados encuentran a David y buscan cumplir su último deseo.
Estilo visual y dirección
- A.I. combina los entornos futuristas y sombríos característicos de Kubrick con el sentido de maravilla y compasión de Spielberg. Las escenas en la ciudad de Rouge y el Nueva York inundado son ejemplos visuales de la habilidad de Spielberg para crear una atmósfera inmersiva.
- La paleta de colores, predominantemente fría y metálica, contrasta con los momentos en los que David interactúa con su madre, usando el color como metáfora visual de los conflictos emocionales y tecnológicos.
Recepción y crítica
La película fue recibida con opiniones mixtas. Muchos críticos elogiaron la actuación de Haley Joel Osment y la capacidad de la película para abordar temas complejos. Sin embargo, algunos espectadores cuestionaron el tono sentimental del final, que parecía chocar con el enfoque más cínico de Kubrick. Aun así, la película ha ganado reconocimiento con el tiempo por su enfoque innovador sobre la inteligencia artificial y su capacidad para combinar ciencia ficción con una narrativa profundamente emocional.
Legado y relevancia
Con los avances en inteligencia artificial en la vida real, A.I. sigue siendo relevante, proporcionando una perspectiva sobre cómo la humanidad podría interactuar y relacionarse con seres artificiales. La pregunta que plantea —si una máquina puede realmente amar y sentir— sigue siendo tan inquietante como hace más de dos décadas.
Conclusión
A.I. Inteligencia artificial es una obra cinematográfica compleja que plantea cuestiones existenciales profundas. Spielberg y Kubrick, aunque con estilos distintos, logran ofrecer una reflexión conmovedora y a la vez perturbadora sobre el papel de la inteligencia artificial en el futuro de la humanidad. Es una historia de amor y soledad, de sueños y realidad, y de la eterna búsqueda de pertenencia y aceptación, incluso en el marco de lo que significa ser humano o máquina.
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