El 16 de septiembre es el aniversario del nacimiento de una autora que me encantó en mi juventud: Emilia Pardo Bazán. Con ella quiero iniciar una sección en la que hablaré de mis primeras lecturas y escribiré una semblanza del autor o autora y de las obras que más me impactaron.


Allá por los 80 se publicó una colección que se vendía en los kioscos de prensa, «La biblioteca fundamental de nuestros tiempo» que reunía más de 100 títulos de autores de todos los tiempos. Era una colección muy económica sobre todo para una estudiante ávida de leer y en ellos encontré dos títulos que me encantaron: «Los pazos de Ulloa» y «La madre naturaleza», de una tal Emilia Pardo Bazán, de la que no me enseñaron nada ni en EGB, BUP o COU.

Sin embargo, en aquella época yo ya había leído a Balzac y a Zola (estaban en la Biblioteca de mis padres) y el estilo de esta autora me los recordó. He de señalar que en dicha biblioteca casi no aparecía escritora alguna, salvo las que habían ganado algún Nobel, cuya colección estaba a mi disposición.

Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851-1921) fue una destacada escritora, periodista, ensayista y crítica literaria española, reconocida como una de las figuras más influyentes de la literatura del siglo XIX y principios del XX. Su obra abarca una amplia gama de géneros, incluyendo novela, cuento, ensayo y crítica, y es conocida por su defensa de los derechos de la mujer y su promoción del naturalismo en la literatura española.

Nació en el seno de una familia noble y acomodada. Desde joven, mostró un gran interés por la literatura y la educación, algo poco común para las mujeres de su época. Fue autodidacta y políglota, lo que le permitió acceder a una vasta cultura literaria europea, que posteriormente influiría en su obra.

A lo largo de su vida, Emilia Pardo Bazán rompió con muchas convenciones sociales, no solo en su vida personal, sino también en su carrera profesional. Se casó a los 16 años con José Quiroga y Pérez de Deza, pero el matrimonio no le impidió continuar con su vocación literaria. Eventualmente, se separó de su esposo, algo escandaloso para la sociedad de entonces, lo que le permitió dedicarse plenamente a su carrera.

Emilia Pardo Bazán es conocida por introducir y defender el naturalismo en España, un movimiento literario que enfatiza la representación realista y detallada de la vida, con un enfoque en las influencias deterministas de la herencia y el entorno en el comportamiento humano. Su obra más emblemática en este sentido es «Los pazos de Ulloa» (1886), una novela que narra la decadencia de la aristocracia rural gallega y la influencia corruptora del medio social y natural.

Otra obra destacada es «La madre naturaleza» (1887), que continúa explorando los temas de la herencia y el medio ambiente como fuerzas poderosas en la vida de los personajes. Además de estas novelas, Pardo Bazán escribió numerosos cuentos, ensayos y artículos periodísticos, en los que abordó temas como la condición de la mujer, la educación y la religión.

Pardo Bazán fue una defensora ferviente de los derechos de la mujer y abogó por la educación femenina y la igualdad de género. En sus ensayos y discursos, como en «La mujer española» (1890), criticó la relegación de la mujer al ámbito doméstico y demandó una mayor participación femenina en la vida intelectual y pública.

Fue la primera mujer en ocupar una cátedra de Literatura Contemporánea en la Universidad Central de Madrid (hoy Universidad Complutense), aunque nunca fue admitida en la Real Academia Española debido a su género, a pesar de sus múltiples intentos y apoyo de algunos miembros.

El legado de Emilia Pardo Bazán es vasto y perdurable. Fue pionera en muchos aspectos: en la introducción del naturalismo en España, en la defensa de los derechos de la mujer y en la exploración de la psicología y la sociedad de su tiempo. Su prolífica carrera y su valentía para desafiar las normas establecidas la convierten en una figura clave de la literatura española y un referente en la lucha por la igualdad de género.

Hoy en día, se han descubierto y publicado textos, sobre todo, cuentos, de Emilia Pardo Bazán que no habían sido tenidos en cuenta por el toque fantástico de los mismos, es decir, por no ser del género realista, tan potenciado en la literatura española, considerando de menor valía los géneros fantásticos, de terror o ciencia ficción.

Yo en su momento leí las dos novelas citadas en primer lugar y han pasado muchos años hasta que he vuelto a ella y la he redescubierto en sus cuentos. Ahora, por suerte, tenemos más voces femeninas en la literatura pero entonces en los 70 no se estudiaba a las escritoras y encontrar a alguna era todo un descubrimiento.

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