El crimen de la peregrina (Editorial Alrevés) de Pablo Muñoz se inscribe con solvencia en la tradición del true crime periodístico, desde una perspectiva que se aleja de la dramatización del crimen y opta por una reconstrucción rigurosa y responsable de un caso real que impactó a la sociedad. Se centra en la desaparición y asesinato de Denise Pikka Thiem, una peregrina estadounidense que estaba recorriendo el Camino de Santiago en 2015. La obra se enfoca en la investigación, el contexto y los límites de la verdad judicial.
Uno de los aspectos más destacados del libro es su estructura narrativa. Pablo Muñoz utiliza una organización cronológica que refleja tanto el recorrido vital de la víctima como el proceso de investigación policial. Esta linealidad no resulta monótona; se ve enriquecida por explicaciones retrospectivas y pausas contextuales que facilitan la comprensión de las motivaciones, errores, silencios y áreas grises del caso. Así, el lector comparte con los investigadores su experiencia fragmentaria e incierta.
El narrador emplea una voz externa, influenciada por el periodismo narrativo anglosajón, evitando un enfoque autorreferencial y manteniendo al mínimo las valoraciones explícitas. Este distanciamiento no implica frialdad; más bien muestra una postura ética consciente: se evita lo sensacionalista, no se ficcionan los elementos desconocidos ni se convierte a los involucrados en personajes ficticios. La credibilidad del relato se fundamenta en documentos, testimonios y reconstrucciones verificadas, sin recurrir a dramatizaciones artificiales.
La tensión narrativa surge a partir de la gestión de la información y, especialmente, su ausencia. Muñoz reconoce que en casos de desaparición, el núcleo dramático radica más en lo que no puede ser demostrado que en lo conocido. El avance irregular de la investigación —marcado por errores, pistas falsas y bloqueos institucionales— genera una tensión sostenida sin necesidad de giros sorprendentes para resultar efectiva. De este modo, el libro se asemeja más a un reportaje investigativo o crónica judicial que a un thriller criminal.
Otro aspecto notable es su atención al detalle. El texto incluye rica información procedimental —movimientos policiales, informes, declaraciones y tiempos muertos— que podría ralentizar algunas partes del relato pero está orientada hacia la exhaustividad. Esta densidad no representa un defecto sino una elección formal que refuerza el carácter documental del libro y destaca la complejidad real del caso al evitar simplificaciones narrativas.
La figura de Denise Pikka Thiem es tratada con respeto y humanización contenida. No se presenta un retrato sentimental ni se convierte a la víctima en un símbolo; se recupera su proyecto vital, su contexto personal y las razones detrás de su travesía por el Camino de Santiago. La empatía emana tanto de los hechos como de los testimonios sin caer en manipulaciones emocionales, lo cual refuerza la seriedad del enfoque.
En resumen, El crimen de la peregrina es un ejemplo sobrio y analítico dentro del true crime éticamente consciente, alineado con la colección Sin Ficción de la editorial de Alrevés. Pablo Muñoz exhibe un sólido dominio del periodismo narrativo junto con una clara comprensión sobre los límites morales del género. El resultado es un libro que no solo informa sino también invita a reflexionar sobre la fragilidad de la verdad, las deficiencias del sistema judicial y las dificultades para concluir una historia cuando la realidad escapa a respuestas definitivas.
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