Publicado en español por la editorial Hidra en 2022, Horrorstör es una novela que juega con la sorpresa desde el primer momento: ¿una historia de terror en una tienda de muebles? Hendrix toma un escenario cotidiano —un espacio limpio, organizado y familiar— y lo convierte en un lugar inquietante donde lo banal se transforma en amenaza. La premisa, al mismo tiempo absurda y brillante, funciona como gancho inmediato, pero la fuerza del libro reside en cómo desarrolla la historia dentro de ese marco.
La narrativa sigue a Amy, una joven empleada de ORSK, una gigantesca tienda de muebles con cierto aire nórdico que recuerda a las grandes cadenas de autoservicio. Amy está atrapada en un trabajo monótono y exigente, donde los horarios interminables y la presión constante son parte de su rutina diaria. Su vida cotidiana, descrita con un humor sutil y mordaz, refleja de manera muy realista las frustraciones de muchos trabajadores modernos. Hendrix no necesita dramatizar para que sintamos el peso del agotamiento: basta con mostrar la vida dentro de ORSK, sus pasillos interminables, los muebles alineados al milímetro y los compañeros que cumplen sus funciones sin entusiasmo.
A Amy se suman otros personajes que aportan distintos matices a la historia: Ruth Anne, la trabajadora ejemplar que observa todo con atención; Trinity y Matt, compañeros curiosos que no dudan en investigar lo que ocurre de noche; y Carl, un visitante inesperado que aporta un toque de misterio adicional. Cada uno tiene su propia voz y su propia manera de enfrentarse a lo desconocido, y juntos forman un pequeño grupo que explora lo que hay más allá del horario comercial, cuando la tienda parece adquirir vida propia.
La gran virtud de Horrorstör es la transformación del espacio. Al principio, la tienda es simplemente un lugar de trabajo, ordenado y familiar, con pasillos que parecen interminables y muebles con nombres difíciles de pronunciar. Pero a medida que la historia avanza, esos mismos pasillos se convierten en laberintos, las luces cambian, y lo que parecía seguro se vuelve inquietante. Hendrix logra que sintamos esa transición: uno recorre la tienda de día y, de repente, la misma tienda por la noche se convierte en escenario de terror. Esa inversión de lo cotidiano es lo que hace que el libro sea tan efectivo: lo familiar se vuelve extraño, y lo que parece inofensivo puede esconder algo terrible.
Más allá del terror, la novela contiene un trasfondo de crítica social que enriquece la lectura. ORSK no es solo una tienda de muebles: es un reflejo de la sociedad de consumo, del capitalismo moderno y de la precariedad laboral. Hendrix utiliza el escenario y las dinámicas de trabajo para mostrar cómo la rutina, la explotación y la búsqueda constante de eficiencia deshumanizan. Los fantasmas y lo sobrenatural funcionan como metáfora: el terror no es solo literal, sino también simbólico, un espejo de las estructuras que nos rodean y que a menudo pasamos por alto.
La mezcla de terror, sátira y humor negro es otro de los grandes aciertos de la novela. Hendrix no busca solo asustar, sino también divertir y provocar una sonrisa irónica incluso en los momentos más oscuros. Su estilo es ágil y visual: las descripciones de los muebles, los pasillos y los objetos cotidianos tienen un toque casi cinematográfico que hace que uno imagine la tienda con todos sus detalles, mientras la sensación de peligro crece poco a poco. La novela consigue equilibrar el miedo y el entretenimiento, manteniendo al lector en vilo sin perder el tono juguetón.
La edición en formato de catálogo añade una capa extra de originalidad. Las ilustraciones de los muebles, con sus nombres y descripciones, no solo refuerzan la ambientación (que en este tipo de tiendas se oyen continuamente por los altavoces), sino que también juegan con el humor y la ironía de Hendrix. A medida que la historia se oscurece, los objetos que en un principio parecían inofensivos adquieren una presencia siniestra, lo que convierte la lectura en una experiencia interactiva y muy visual.
En términos de estilo y ritmo, Horrorstör se lee de manera fluida y adictiva. Hendrix combina capítulos cortos con momentos de tensión creciente, alternando escenas de acción con exploración de personajes y ambiente. La tensión no surge solo de los sustos, sino también de la percepción de que algo está fuera de lugar, de que el espacio y las reglas que creemos conocer pueden alterarse sin previo aviso.
En definitiva, Horrorstör es una novela de terror que trasciende el susto superficial. Es una lectura que combina entretenimiento, crítica social, humor negro y un manejo muy inteligente del espacio y la atmósfera. La idea de transformar un lugar cotidiano en un escenario de pesadilla, sumada a un elenco de personajes creíbles y a un estilo ágil y visual, hace de esta novela una buena experiencia. Es ideal para quienes disfrutan de historias de terror originales, con personalidad y un toque de reflexión sobre la vida moderna, el trabajo y el consumo. Una obra que, sin dejar de ser divertida, consigue inquietar y dejar una impresión duradera: después de leerla, es difícil mirar los pasillos de cualquier tienda de muebles sin imaginar que algo extraño podría estar escondido tras cada estantería y nos recuerda que hay que cumplir los horarios para no quedarse encerrados.
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