El libro de las hermanas, de Amélie Nothomb (Anagrama, 2025), es una novela corta y empática, de tono íntimo y delicadamente cruel, que aborda los afectos más profundos de la infancia y las huellas invisibles que deja la falta de amor. Se trata, en esencia, de una novela de aprendizaje, concentrada en poco más de un centenar de páginas, donde la autora belga explora cómo una niña aprende a construirse a sí misma en un entorno emocionalmente estéril.
La historia se centra en la relación entre dos hermanas —Tristane y Laetitia—, un vínculo que nace de la ternura y se convierte en una forma de salvación mutua. En contraste, sus padres, atrapados en una relación conyugal absorbente, viven ajenos a las necesidades afectivas de sus hijas. Nothomb describe con precisión quirúrgica las consecuencias de esa ausencia: la soledad infantil, la invisibilidad y las carencias que se arrastran hasta la edad adulta.
En esta novela, la fraternidad aparece como sustituto del amor paterno, pero también como una trampa afectiva: el refugio puede transformarse en dependencia, y la protección, en una forma sutil de prisión. A partir de este punto, Nothomb traza una reflexión sobre la formación de la identidad, la fuerza del cariño entre hermanas y la capacidad de la palabra —la lectura, la escritura, la imaginación— para llenar el hueco que deja el desamor.
En ese vacío, Tristane se refugia en los libros. La lectura se convierte en su verdadera compañía, en una fuente de consuelo y de conocimiento del mundo. Aprende sola, inventa, imagina, se educa a sí misma en silencio. Cuando años después nace su hermana pequeña, Laetitia, Tristane siente que por fin su vida adquiere sentido. Encuentra en ella el amor que siempre le fue negado: la posibilidad de cuidar, enseñar y ser necesitada. Laetitia se convierte en su razón de ser, en su espejo luminoso.
A medida que crecen, la relación entre ambas se transforma. Lo que comenzó como una unión perfecta empieza a mostrar grietas: Tristane, ensimismada y reflexiva, busca su identidad a través de la palabra y de la escritura; Laetitia, más vital y despreocupada, se abre al mundo con una facilidad que su hermana nunca tuvo. Ese contraste genera distancia, pero también una admiración mutua que las mantiene unidas incluso cuando la vida las separa.
La tragedia, inevitable en el universo de Nothomb, llega en forma de pérdida familiar, y obliga a las hermanas a reinventar su vínculo y a enfrentarse a su propia soledad. A partir de ese momento, la novela se convierte en una reflexión sobre cómo sobrevivir al dolor y cómo el amor —en cualquiera de sus formas— puede ser el origen tanto de la fortaleza como de la herida.
Técnica narrativa
Amélie Nothomb utiliza una narración en tercera persona que mantiene la distancia suficiente para observar a sus personajes con lucidez, pero también con una ternura contenida. El punto de vista se inclina hacia Tristane, cuya evolución interior marca el ritmo emocional del relato. La prosa, fiel al estilo de la autora, es concisa, musical y cargada de precisión psicológica. Nothomb no necesita largos párrafos para revelar el alma de sus personajes: le basta una imagen, un gesto o una frase breve para expresar la complejidad y la belleza que conviven en ellos.
La estructura es lineal, pero su sencillez es engañosa. Detrás de la aparente claridad se esconde una construcción sutil, donde cada etapa de la vida de Tristane refleja un proceso de transformación interior. La infancia, la adolescencia y la madurez aparecen como estaciones de un mismo viaje: el aprendizaje del amor y de la pérdida.
En definitiva, la técnica de Nothomb refuerza su idea de que narrar es un modo de existir: cada palabra escrita por Tristane es una forma de afirmarse frente al silencio.
El tema central de El libro de las hermanas es la fraternidad como sustituto del amor ausente. La relación entre Tristane y Laetitia encarna tanto la ternura como el riesgo del afecto absoluto: amar al otro hasta el punto de perder los propios límites. Nothomb describe ese vínculo con una mezcla de delicadeza y crueldad, mostrando que el amor más puro puede volverse doloroso cuando nace de una carencia.
Temas
Otro de los temas fundamentales es la soledad emocional de la infancia. La novela retrata con gran sensibilidad el daño que causa la indiferencia: unos padres que, sin ser malvados, se bastan el uno al otro, y una hija que aprende a sobrevivir sin ser mirada. Esa invisibilidad es el origen tanto de la vulnerabilidad como de la fuerza de Tristane: el desamparo se convierte en motor de su inteligencia y de su sensibilidad.
La obra aborda también la construcción de la identidad femenina. Las hermanas representan dos modos de afirmarse ante el mundo: la interioridad y la acción, la contemplación y la vitalidad. Nothomb no opone ambos caminos, sino que muestra cómo se necesitan mutuamente, cómo cada uno revela una parte del otro.
Finalmente, la novela reflexiona sobre la transmisión emocional y simbólica: lo que heredamos sin querer, lo que compensamos con amor, y lo que la literatura puede reparar. La escritura de Tristane es la forma en que convierte la herida en sentido, la pérdida en lenguaje.
Valoración
Con El libro de las hermanas, Amélie Nothomb vuelve a demostrar su dominio de la forma breve y su capacidad para convertir lo íntimo en universal. Su estilo, siempre ágil y transparente, alcanza aquí una madurez serena: cada frase respira compasión y lucidez. La novela emociona sin sentimentalismo, conmueve sin artificio y deja una sensación de melancolía luminosa, esa mezcla de ternura y desgarro que solo Nothomb sabe dosificar.
Dentro de su vasta bibliografía, Las dos hermanas se sitúa entre las obras más introspectivas de la autora, cercana en espíritu a Metafísica de los tubos o Biografía del hambre, pero con un tono más sereno y reconciliador.
Es, en definitiva, una historia sobre el amor fraternal, la soledad y la construcción del yo: una parábola sobre cómo se sobrevive a la falta de afecto y cómo, incluso en la carencia, puede florecer la belleza.
Breve, precisa y profundamente humana, El libro de las hermanas es una de las obras más sinceras y conmovedoras de Amélie Nothomb: un homenaje a la lectura, a la infancia y a la inagotable necesidad de amor que nos define.
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