Hace poco leí El columpio y El año de Gracia, y aunque ambos me parecieron excelentes, Lo que no se ve me ha gustado incluso más. No quiero repetirme, pero esta escritora es, sencillamente, maravillosa. Cada nuevo libro suyo confirma que domina como pocas el arte del relato y esa sutileza tan suya de hacer que lo cotidiano se deslice hacia lo inquietante, sin necesidad de grandes giros ni artificios.
En Lo que no se ve, Fernández Cubas reúne seis cuentos en los que vuelve a explorar las zonas ambiguas de la realidad, aquello que se intuye pero no se muestra del todo. Desde las primeras páginas, consigue envolver al lector en una atmósfera de misterio tenue, casi invisible, donde el desasosiego nace de lo que callan los personajes o de lo que apenas se sugiere.
Los relatos
El libro incluye seis historias breves y muy distintas entre sí, aunque unidas por ese hilo de extrañeza tan característico de la autora.
- En “Tú Joan, yo Bette”, dos hermanas ancianas recrean una vieja rivalidad cinematográfica que acaba revelando sus propias heridas.
- “¿De qué se habla en las fiestas?” retrata la adolescencia con su mezcla de fascinación y crueldad, mostrando cómo lo desconocido puede acechar en los gestos más triviales.
- “Momonio” introduce un tono más perturbador, con jóvenes que invocan algo que no pueden comprender.
- En “La hermana china” y “Il Buco” aparece el tema del doble, del reflejo deformado, y la sensación de que bajo la superficie se oculta otra realidad.
- El volumen se cierra con “Candela viva”, un relato hipnótico, lleno de memoria y melancolía, que deja una impresión profunda.
Temas y estilo
Los cuentos giran en torno a la identidad, la memoria, las relaciones familiares y las grietas de la percepción. La autora logra que lo insólito se infiltre en lo real con una naturalidad que desarma. Su prosa es precisa, elegante, sin adornos superfluos, pero capaz de generar una enorme densidad emocional. Lo más admirable es cómo, en apenas unas páginas, consigue crear mundos completos, personajes vivos y atmósferas llenas de matices.
Valoración personal
Lo que no se ve me ha parecido una joya dentro de su obra. Si El columpio me fascinó por su sutileza y El año de Gracia por su intensidad, este libro combina ambas virtudes y las lleva un paso más allá. Fernández Cubas logra que cada relato resuene más allá de su lectura, como si algo quedara latiendo en el aire.
Es un libro breve pero inagotable, ideal para quienes buscan historias que se lean con calma y se recuerden durante mucho tiempo. Cristina Fernández Cubas sigue demostrando que lo extraordinario se esconde en lo más cotidiano, y que lo que no se ve, a veces, es lo más importante.
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