Publicar Frankenstein doscientos años después de su aparición original y hacerlo de una forma distinta, casi desafiante, era un riesgo y una celebración. La editorial Alrevés, con la coordinación de Fernando Marías, asumió ambos impulsos y los convirtió en un proyecto memorable: Frankenstein resuturado (2018). No se trata solo de una reedición del clásico de Mary Shelley, sino de una auténtica resurrección literaria, una costura nueva que une pasado y presente con el hilo conductor del mito.


El corazón: la novela original

El volumen incluye la novela fundacional de Mary Shelley en una traducción moderna y precisa de Lorenzo Luengo, que permite redescubrir el texto sin los lastres de versiones antiguas. La historia que cambió para siempre la literatura gótica y científica sigue vibrando con su mezcla de melancolía, culpa y ansia de conocimiento. Pero lo realmente fascinante de esta edición no es solo volver al texto original, sino ver cómo dialoga con las voces que vienen después.

Las cicatrices nuevas: relatos contemporáneos

A partir de la última página del Frankenstein de Shelley, este volumen propone una pregunta irresistible:
¿qué ocurrió después?
¿Dónde ha estado la criatura durante los dos siglos transcurridos desde su huida hacia el hielo y la soledad?

Veintiún escritores contemporáneos —entre ellos Patricia Esteban Erlés, Espido Freire, Elia Barceló, Juan Jacinto Muñoz Rengel y otros nombres esenciales de la narrativa fantástica actual— responden a esa pregunta desde sus propias sensibilidades. Cada uno ofrece un relato que restituye, reinventa o prolonga la vida del monstruo, situándolo en escenarios tan diversos como la Europa del siglo XIX, el presente urbano o un futuro distópico.
El resultado es un mosaico de tonos y estilos: hay piezas líricas, terroríficas, filosóficas y humorísticas. Pero todas comparten algo esencial: el asombro ante la criatura que se niega a morir.

Una edición concebida como artefacto

El libro no es solo una antología literaria: es también una obra visual y sonora. Cada relato está acompañado por una ilustración que dialoga con el texto, no como simple adorno, sino como prolongación simbólica. Además, se incluyen dos propuestas musicales, lo que convierte al volumen en una experiencia sensorial completa, un homenaje contemporáneo al impulso romántico que dio origen al mito.

El cuidado editorial es sobresaliente: tipografía limpia, diseño equilibrado, papel de calidad y una coherencia estética que transmite respeto por la literatura y por el lector. No es exagerado decir que Frankenstein resuturado es, también, un objeto de arte.

El poder de un mito que no envejece

Lo admirable de esta propuesta es su inteligente actualización del mito. Shelley imaginó a un creador que huye de su creación, y a una criatura que busca un lugar en el mundo; dos siglos después, los autores convocados por Marías amplían esa tensión y la proyectan sobre nuestro presente. En sus relatos hay ecos de tecnología, soledad, biopolítica, maternidad, identidad, desarraigo y redención.
El monstruo ya no es solo una figura de horror: es una metáfora inagotable de lo humano.

Un homenaje vivo

Frankenstein resuturado no pretende sustituir al clásico, sino dialogar con él, reabrir sus costuras y comprobar que sigue latiendo. Es un libro para leer, mirar y escuchar; un homenaje colectivo que demuestra que las grandes historias no mueren, sino que se transforman y se reaniman con cada nueva generación de escritores.

Como la criatura de Shelley, este volumen respira de nuevo —hecho de fragmentos, voces, imágenes y memorias—, y vuelve a recordarnos que crear siempre implica un acto de amor y de peligro.

Opinión personal

Ya había leído Frankenstein en otras ediciones, pero esta me ha parecido una revelación: redescubrir la novela con una nueva traducción, acompañada por los relatos y las ilustraciones, ha sido como abrir un viejo corazón y encontrarlo todavía palpitando.
Los textos contemporáneos amplían la emoción del original, lo llenan de ecos y preguntas nuevas; y las imágenes, con su fuerza visual, multiplican esa sensación de belleza y extrañeza.
Leer Frankenstein resuturado ha sido, para mí, una experiencia placentera, una demostración de que los grandes mitos nunca envejecen: solo esperan que alguien los toque con una chispa de vida para volver a levantarse.


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