Los viajes culturales muchas veces se entrelazan con la pasión por los libros. Después de nuestra visita a Segovia, decidimos trasladarnos a Burgos, no solo para admirar su imponente catedral gótica o recorrer las salas del Museo de la Evolución Humana o disfrutar de su gastronomía, sino también con un objetivo muy especial: visitar la librería más antigua de España.
La decana de las librerías españolas
Se trata de Hijos de Santiago Rodríguez, fundada en 1850 por Santiago Rodríguez Alonso, un joven de apenas 21 años que apostó por los libros como herramienta de educación y progreso. Pronto el establecimiento se convirtió en mucho más que una tienda: fue también imprenta y editorial, con un lema que resume su espíritu humanista: “La escuela redime y civiliza”.
A lo largo de cinco o seis generaciones, la librería ha pasado de padres a hijos, manteniendo su carácter familiar y su cercanía con los lectores. En sus diferentes ubicaciones —desde la calle Laín Calvo hasta la Plaza Mayor y hoy en la calle Avellanos— siempre ha sido un espacio de referencia para la ciudad. Entrar en ella es como viajar en el tiempo: cada estante guarda no solo libros, sino también la memoria de miles de lectores burgaleses.


Luz y vida: una librería encantadora
Nuestra ruta literaria por Burgos no terminó ahí. También quisimos acercarnos a Luz y Vida, otra librería histórica de la ciudad, con más de setenta años de trayectoria. Su ambiente cálido y cercano, con libreros que conocen a fondo lo que recomiendan, la convierten en un lugar verdaderamente encantador, de esos que invitan a quedarse un buen rato hojeando, conversando y descubriendo lecturas inesperadas. Aquí no hice fotos, estaba tan animada conversando y viendo los títulos y la librería que se me paso el tiempo.
Por supuesto, también hubo botín.
Un patrimonio vivo
Burgos demuestra que las librerías son mucho más que comercios: son parte del patrimonio cultural e inmaterial de una ciudad. En nuestro recorrido pudimos sentirlo de primera mano: la monumentalidad de la catedral, la modernidad del Museo de la Evolución y, en paralelo, la intimidad acogedora de estos espacios libreros donde la cultura se conserva viva, accesible y cercana.
Visitar Hijos de Santiago Rodríguez y Luz y Vida fue comprobar que la historia también se guarda en los libros, en los mostradores de madera, en las conversaciones con los libreros y en la continuidad de un oficio que ha sobrevivido a crisis y cambios tecnológicos. Un viaje a Burgos no estaría completo sin esta escala literaria.
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