Agustín Fernández Mallo, uno de los autores más singulares de la literatura española contemporánea, vuelve en La mirada imposible (WunderKammer, 2021) al territorio donde mejor se mueve: el de las ideas que mezclan ciencia, filosofía, cultura pop y poesía. El ensayo, breve pero muy denso (apenas 90 páginas), se organiza en dos secciones principales y un apéndice final, y propone una reflexión fascinante sobre cómo nos miramos a nosotros mismos y cómo nos construimos a partir de la mirada ajena.
Las máscaras y el escenario de la vida
El punto de partida del libro es que los seres humanos necesitamos representarnos. No basta con ser: debemos escenificar quiénes somos. Fernández Mallo recurre a la metáfora del carnaval para explicarlo: cuando nos disfrazamos, no ocultamos nuestra identidad, sino que revelamos otra parte de nosotros mismos. El escenario, entendido no solo como un espacio físico, sino como un marco simbólico, se convierte en el lugar en que la identidad se representa. Dicho de forma sencilla: no somos una esencia fija, sino una puesta en escena constante.
La mirada imposible
El título del ensayo alude a un deseo imposible: el de tener una mirada total, omnipresente, sin límites, capaz de verlo todo a la vez. El cine, con sus recursos de cámara, ha intentado simular esa mirada: saltos de ángulo imposibles, perspectivas aéreas, zooms que penetran en lo más íntimo. Pero esa mirada absoluta está vedada al ser humano. Siempre miramos desde un punto de vista parcial y fragmentario. Esa imposibilidad, sin embargo, no deja de obsesionarnos: Google Earth, los drones o el Big Data son intentos de acercarnos a una visión totalizante que nunca llegaremos a tener.
Identidad en la era digital
En la segunda parte, Fernández Mallo traslada esta reflexión al mundo actual. Nuestra identidad ya no la construimos solo nosotros, sino sobre todo los demás. Lo que somos se decide en la interacción con las miradas ajenas, con las opiniones y juicios que otros emiten. En la era digital, este fenómeno se amplifica: nuestros rastros en internet, los metadatos, las fotos y los comentarios que circulan en redes sociales generan una especie de “doble digital” que no controlamos. Somos la suma de fragmentos dispersos, una identidad construida a espaldas de nuestra voluntad. La idea de que uno se define a sí mismo se revela, así, como una ilusión del ego.
Escritura, luz y permanencia
El apéndice final introduce un giro poético: la escritura aparece como una forma de resistencia frente a lo efímero. Frente a la oralidad fugaz o la imagen pasajera, el texto escrito ofrece luz y permanencia. La escritura es lo más parecido a esa mirada imposible: fija algo de nosotros para que otros puedan mirarlo incluso cuando ya no estemos presentes.
Un ensayo breve y poderoso
La mirada imposible es un ensayo accesible, escrito con un estilo que mezcla erudición y sencillez. Fernández Mallo no busca ofrecer una teoría cerrada, sino más bien abrir preguntas y proponer metáforas potentes. El lector se encuentra con un libro que ilumina nuestra manera de vivir en un mundo saturado de imágenes, datos y representaciones. En pocas páginas, logra hacernos pensar en algo tan esencial como qué significa ser y ser mirado.
En resumen: La mirada imposible es una meditación lúcida y sugerente sobre la identidad, la representación y los límites de nuestra mirada. Un libro breve que, sin complicar al lector, lo invita a pensar en la fragilidad y la teatralidad de lo que llamamos “yo”.
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