Una noche húmeda, el 28 de agosto de 1814, en Dublín, vino al mundo Joseph Thomas Sheridan Le Fanu. Aquel niño irlandés, descendiente del célebre dramaturgo Richard Brinsley Sheridan, crecería para convertirse en uno de los narradores más inquietantes del siglo XIX. Su nombre, sin embargo, quedó a menudo en penumbra, eclipsado por figuras como Edgar Allan Poe o Bram Stoker. Y sin embargo, sin Le Fanu, la literatura gótica y de misterio tal vez no habría alcanzado los matices que hoy la definen.


La vida entre luces y sombras

Hijo de un clérigo protestante, Le Fanu creció rodeado de sermones, libros y silencios. Su infancia estuvo marcada por traslados familiares a zonas rurales de Irlanda, donde el contacto con paisajes solitarios y casas antiguas sembró en él las semillas de lo que luego serían los escenarios de sus relatos.

Estudió Derecho en el Trinity College de Dublín, pero nunca llegó a ejercer como abogado. Prefirió el periodismo y la escritura. Se convirtió en una figura central del Dublin University Magazine, primero como colaborador y más tarde como propietario y editor. Fue allí donde empezó a publicar muchas de sus narraciones, a medio camino entre la crónica de sucesos y el cuento de fantasmas.

Su vida personal estuvo marcada por una tragedia silenciosa. En 1858 falleció su esposa, Susanna Bennett, tras una enfermedad que la llevó a un estado de profunda melancolía. La pérdida dejó a Le Fanu sumido en un aislamiento casi monástico: dejó de asistir a tertulias, rehuyó la vida social y se encerró en su casa de Merrion Square, donde pasaba largas noches escribiendo a la luz de una vela. Sus vecinos lo conocían como “el ermitaño de Merrion Square”.

Un innovador del relato de fantasmas

Le Fanu transformó el género del relato sobrenatural. Frente al efectismo sangriento de otros narradores, prefirió lo sugerido, lo ambiguo, lo que se insinúa en la penumbra. De ahí que sus historias rara vez ofrezcan explicaciones claras: el lector queda atrapado en la incertidumbre de no saber si lo narrado pertenece al mundo de los espíritus o a la mente trastornada del protagonista.

En 1872 publicó su colección más célebre, In a Glass Darkly, una antología de cinco relatos unidos por un marco narrativo: el “doctor Hesselius”, un médico-investigador de lo sobrenatural (antecesor de personajes como Van Helsing). Allí encontramos piezas maestras como:

  • “Green Tea”, la historia de un clérigo obsesionado por la aparición de un demoníaco mono invisible, símbolo de la culpa y la tentación.
  • “The Familiar”, donde un misterioso perseguidor atormenta a un oficial naval hasta destruirlo.
  • “Mr. Justice Harbottle”, una visión macabra de la justicia y la venganza desde ultratumba.
  • “The Room in the Dragon Volant”, un relato de intriga ambientado en Francia, con tintes de misterio y engaño.
  • “Carmilla”, su obra más célebre: una historia de vampirismo femenino, escrita más de veinte años antes que Drácula de Bram Stoker.

Más allá de Carmilla

Aunque Carmilla se lleva hoy casi toda la fama, Le Fanu escribió varias novelas góticas notables que combinan misterio, suspense y atmósfera sobrenatural:

  • Uncle Silas (1864), su novela más reconocida, mezcla de thriller victoriano y relato gótico. Narra la historia de una joven huérfana que cae bajo la tutela de un tío siniestro. Es un claro antecedente de la novela de misterio psicológica.
  • The House by the Churchyard (1863), ambientada en un pequeño pueblo irlandés, combina historia local, sátira social y apariciones espectrales.
  • Wylder’s Hand (1864), novela de intriga con herencias, conspiraciones y secretos familiares.
  • Guy Deverell (1865), con una trama de crímenes y oscuros linajes.
  • The Tenants of Malory (1867), sobre secretos familiares y tensiones sociales en Irlanda.
  • Checkmate (1871), su última novela, que mezcla crimen, pasión y engaños.

Curiosidades y legado

  • Se cuenta que Le Fanu escribía principalmente de noche, convencido de que el silencio y la penumbra eran necesarios para evocar lo sobrenatural.
  • Su figura inspiró a autores como M. R. James, considerado el gran maestro del cuento de fantasmas inglés, quien lo elogió como “el mejor narrador de lo sobrenatural en lengua inglesa”.
  • Bram Stoker, también irlandés, seguramente leyó Carmilla antes de concebir Drácula. La presencia de un vampiro con tintes seductores y ambiguos en Stoker tiene una deuda evidente con Le Fanu.
  • Carmilla ha sido adaptada al cine y la televisión en múltiples ocasiones, especialmente en la tradición del cine europeo de vampiros de los años 60 y 70, y más recientemente en series y producciones digitales.
  • Su mezcla de psicología, religión y misterio lo convierte en un precursor del terror moderno: sus fantasmas son tan interiores como exteriores.

El escritor que susurraba desde la penumbra

Sheridan Le Fanu murió en 1873, a los 58 años, en la misma casa de Merrion Square donde había vivido sus últimos años de reclusión. Allí, entre papeles, manuscritos y silencios, dejó un legado de literatura gótica que aún hoy conserva su vigencia.

Leerlo es entrar en un territorio donde lo inexplicable se filtra por las rendijas de lo cotidiano; donde una sombra puede ser tanto un espectro como un desvarío mental. En Le Fanu no hay certezas, solo la inquietante sensación de que el misterio está siempre a un paso de revelarse… o de permanecer oculto para siempre.


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