Un 28 de julio de 1909 nacía Malcolm Lowry, un escritor cuya vida fue tan volcánica como su obra maestra, Bajo el volcán. De origen británico pero de alma errante, Lowry encarna como pocos la figura del artista atormentado, el genio literario perseguido por sus propios fantasmas, cuya escritura es inseparable de su biografía marcada por el alcohol, los viajes y la constante huida hacia adentro.
Clarence Malcolm Lowry nació en Wirral, cerca de Liverpool, en el seno de una familia acomodada. Desde joven mostró inquietudes literarias, pero también una inclinación autodestructiva que lo acompañaría toda su vida. A los 18 años se embarcó como marinero, y la experiencia en alta mar fue fundamental en su primera novela, Ultramarina (1933), una historia marinera influida por Conrad y Faulkner.
Tras estudiar en Cambridge, su vida se convirtió en una odisea errática: México, Estados Unidos, Canadá… Lugares donde buscaba inspiración y consuelo, pero también donde alimentaba sus demonios. El alcoholismo, los episodios psiquiátricos, los conflictos sentimentales y los problemas económicos se entrelazaron con su proceso creativo. Murió en 1957, a los 47 años, en circunstancias oscuras que aún se discuten: ¿accidente, suicidio o negligencia?
Bajo el volcán: una cumbre de la literatura del siglo XX
Publicada en 1947 tras una gestación tortuosa, Bajo el volcán es su gran legado literario y una de las novelas más intensas del siglo XX. Ambientada en México durante el Día de los Muertos de 1938, narra las últimas horas de Geoffrey Firmin, un excónsul británico devastado por el alcohol, que se enfrenta a su pasado, a la visita de su exesposa y al abismo interior que lo consume.
La novela no es solo la crónica de una borrachera, sino una exploración existencial del fracaso, la culpa, el amor perdido y el desarraigo. El volcán Popocatépetl, omnipresente en la narración, funciona como símbolo del caos latente, del peligro que acecha bajo la superficie de los personajes. Es también una alegoría del propio Lowry, siempre al borde de la erupción.
Técnica narrativa: entre la lucidez y el delirio
Lowry escribió con un estilo denso, simbólico y altamente estructurado. Influido por Joyce, Dante, la poesía y la filosofía, su prosa se caracteriza por:
- Monólogos interiores y flujo de conciencia: La percepción fragmentada de sus personajes nos sumerge en su mente descompuesta, especialmente en la del excónsul.
- Simbolismo constante: El volcán, el alcohol, los perros, las cantinas, las referencias esotéricas o religiosas no son decorado: construyen una red de significados que eleva el texto a una dimensión mítica.
- Estructura circular: Bajo el volcán se abre y se cierra en el mismo lugar, como si todo fuese un viaje sin retorno. La fatalidad no da tregua.
- Intertextualidad: Dante, Blake, Faulkner, el cine, la ópera… Todo cabe en su literatura, que exige atención y recompensa con ecos que se expanden.
- Lenguaje lírico y febril: Incluso en las escenas más oscuras, la prosa de Lowry deslumbra por su musicalidad, por su capacidad para transformar el caos en belleza.
Legado
Aunque escribió otros textos (como Oscuro como la tumba donde yace mi amigo, publicado póstumamente), fue Bajo el volcán la obra que lo consagró. Escritores como Carlos Fuentes, Susan Sontag o Juan Rulfo lo admiraron. Su figura ha alimentado mitos y biografías, como la de Gordon Bowker, y documentales como Volcano: An Inquiry into the Life and Death of Malcolm Lowry.
Lowry representa al escritor absoluto: aquel que se quema en su propia escritura, que convierte el sufrimiento en arte. Su obra sigue viva porque no nos da respuestas fáciles, sino preguntas hondas. Y porque, como su excónsul, nos obliga a mirar al volcán y preguntarnos cuánto fuego late bajo nuestras propias ruinas.
Curiosidades sobre Malcolm Lowry
Reescribir como forma de vida
Lowry escribió hasta cinco versiones distintas de Bajo el volcán antes de publicarla. Perdió una versión entera en un incendio en su cabaña de Canadá, y volvió a escribirla de memoria, convencido de que el fuego era parte del destino de la novela.
La cabaña canadiense
Vivió varios años en una cabaña junto al océano, en Dollarton (Columbia Británica), sin agua corriente ni electricidad. Allí escribió gran parte de su obra. El lugar se convirtió en un símbolo de su aislamiento, pero también de su conexión con la naturaleza y la escritura.
Fanático de Dante y la Divina Comedia
Lowry concebía Bajo el volcán como una especie de Divina Comedia moderna. El libro está dividido en doce capítulos (como los cantos de una epopeya) y está lleno de referencias al descenso al infierno, a la redención fallida y al viaje espiritual.
Un escritor multilingüe
Además del inglés, leía y citaba en francés, español, alemán y hasta griego. En Bajo el volcán hay diálogos enteros o frases sueltas en varios idiomas, lo que refuerza la sensación de extranjería y confusión que experimenta el protagonista.
¿Muerte accidentada o premeditada?
Lowry fue hallado muerto con una mezcla de alcohol y pastillas. Aunque oficialmente se dijo que fue un accidente, muchos biógrafos creen que se trató de un suicidio. Su última nota manuscrita decía: “¿Qué hizo a un amigo devoto beber desinfectante de linóleo?”.
Fama póstuma
En vida fue poco reconocido. Fue Bajo el volcán lo que le dio fama, pero el éxito llegó tarde. Tras su muerte, su viuda y varios críticos literarios rescataron sus manuscritos inéditos y ayudaron a cimentar su lugar en la historia de la literatura.
Un volcán real como símbolo universal
El Popocatépetl, que preside la novela, es un volcán activo y real. Lowry lo visitó en su estancia en Cuernavaca y quedó obsesionado con su presencia ominosa. Lo convirtió en metáfora del inconsciente, de la violencia latente, del tiempo detenido.
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