Una distopía literaria donde el crimen, la sangre y la política se entrecruzan en una historia tan excesiva como lúcida.
Lo que me he encontrado en Trumpsilvania
Reconozco que no sabía muy bien qué esperar cuando empecé Trumpsilvania (Eolas ediciones, 2025), aunque también debo decir que eso es justo lo que me atrae de Luis Artigue: que nunca sabes qué camino va a tomar. Sus novelas siempre me han gustado, precisamente porque no se repite. Cada una es distinta a la anterior, y todas esconden segundas lecturas que te obligan a mirar más allá de la trama. Esta no ha sido la excepción.
A medida que avanzaba, me atrapó esa mezcla tan rara (y eficaz) de novela negra, terror gótico y sátira política. Artigue construye un mundo donde la violencia y el simbolismo van de la mano, y lo hace con una prosa cargada de imágenes, referencias culturales y humor negro. No es una lectura cómoda, pero sí una que da mucho que pensar.
El argumento: cuando los monstruos ya no se esconden
La historia transcurre en noviembre de 2024. Trump ha vuelto a ganar las elecciones en Estados Unidos y promete un gobierno formado por humanos y vampiros. Desde ahí, el delirio solo crece.
En Crapulake City, una ciudad ficticia que huele a corrupción, decadencia y sangre, el mafioso Jonathan Harker sufre un accidente que lo deja en silla de ruedas. Mientras él queda fuera de juego, su esposa Mina Harker y su amante Lucy Holmwood toman el control del negocio familiar con una decisión que nadie esperaba. A su alrededor, el conde Orlok —sí, el mismo nombre que el del vampiro expresionista— lidera una banda rival, y la tensión entre clanes se intensifica.
Lo que podría parecer una historia de relevo de poder se convierte pronto en una guerra despiadada entre clanes, donde la sangre —literal y simbólica— lo mancha todo. Lo fascinante es que las mujeres, tradicionalmente víctimas en este tipo de relatos, aquí se convierten en las figuras más poderosas y peligrosas. Son ellas quienes entienden el nuevo orden. Quienes saben adaptarse. Y también quienes más daño pueden hacer.
Lo que me ha hecho pensar
Esta novela está llena de capas. No es solo una historia de mafiosos y vampiros, ni una distopía cualquiera. Hay muchas cosas en juego: el poder, la violencia, el miedo, el deseo. Y todo eso está atravesado por una crítica feroz al presente.
- El poder como algo que consume: En esta historia, los vampiros no son simplemente monstruos: son una metáfora de los que gobiernan, de los que mandan, de los que se alimentan de los demás sin remordimientos.
- El papel de las mujeres: Mina y Lucy no buscan justicia ni venganza. Buscan poder. Y lo consiguen. Eso las vuelve fascinantes, pero también inquietantes.
- La política como teatro de lo grotesco: Que Trump reaparezca como telón de fondo en esta historia no es casual. La novela no lo necesita como personaje activo: su sombra ya lo dice todo. El delirio político actual se cuela en cada página.
- Las referencias literarias y cinematográficas: Hay ecos de Drácula (basta con leer los nombres de los personajes), de Shakespeare, del cine de terror clásico… pero también de las películas de mafiosos. Es un libro que bebe de muchas fuentes y juega constantemente con el lector.
Cómo escribe Artigue (y por qué engancha)
Luis Artigue tiene un estilo muy particular: recargado, visual, lleno de imágenes potentes. No va al grano, pero no creo que quiera hacerlo. Su forma de narrar es barroca, exagerada, a veces incluso abrumadora. Pero en ese exceso está parte de la gracia: no pretende ser realista, sino visionario.
A mí me ha gustado por eso. Porque se nota que hay un autor que no tiene miedo de empujar los límites, de mezclar géneros y de arriesgarse. Hay momentos en los que sentía que estaba dentro de un cómic oscuro, otras veces parecía estar leyendo una tragedia antigua con metralletas. Y eso me parece un logro.
Lo que me llevo de esta lectura
Trumpsilvania no es una novela ligera, ni lineal, ni convencional. Pero es una lectura potente, sugerente y, en algunos momentos, brutal. Me ha obligado a salir de mi zona de confort como lectora, y eso siempre lo valoro. Me ha hecho pensar en el poder, en la manipulación, en los arquetipos que heredamos… y también en cómo las historias pueden deformarse para contarnos verdades más profundas.
Luis Artigue ha escrito un libro raro, incómodo y brillante. Si te gustan las novelas que mezclan géneros, que se atreven con lo grotesco y que no temen la complejidad, Trumpsilvania es para ti. A mí me ha dejado la sensación de haber asistido a un espectáculo oscuro, con música de fondo, humo, espejos rotos y mucho, mucho colmillo.
Y, como siempre con Artigue, cuando terminas el libro sabes que lo volverás a leer distinto una segunda vez.
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