“Tortosa, finales de siglo XIII. El ocaso de los templarios se acerca, pero rendirse no es una opción cuando la fe guía la espada y el honor la sostiene.”

La Edad Media es, desde hace tiempo, uno de los escenarios preferidos por Verónica Martínez Amat, y también uno de los que mejor domina. Su capacidad para construir personajes complejos en contextos históricos muy documentados vuelve a brillar en Yo, templario, una novela que profundiza en los conflictos internos y externos tanto de los dos protagonistas principales al servicio de la Orden del Temple a finales del siglo XIII.


La historia sigue a Hug, caballero templario, y a Sunifred, un sargento al servicio de la misma orden Ambos se ven envueltos en una red de lealtades, traiciones, dudas y decisiones que definirán su destino. A través de ellos, la novela no solo despliega una trama de acción y tensiones políticas, sino también una exploración de lo personal: el deseo de encontrar un lugar en el mundo, la carga del linaje y la necesidad de reconciliar pasado y presente.

Aunque Yo, templario (Istoría, 2025) puede leerse de forma independiente, como lo son todas las novelas escritas por esta autora, quienes hayan leído Mirada de gato y El juramento de Tortosa reconocerán sutiles vínculos entre las tres novelas. Algunos personajes de esta nueva historia son descendientes de figuras de aquellas anteriores, lo que añade una capa de profundidad emocional y simbólica. No se trata de una trilogía ni de una saga sino de obras autónomas unidas por ciertos ecos familiares y temáticos.

La técnica narrativa de la autora es, una vez más, uno de los pilares de la obra. Martínez Amat utiliza una estructura dinámica, con capítulos breves y cambios de punto de vista que mantienen el ritmo ágil sin sacrificar profundidad. La alternancia entre los protagonistas no solo crea tensión, sino que permite explorar los conflictos desde ángulos complementarios, otorgando matices a sus decisiones y emociones. Su estilo, directo pero evocador, se adapta al tono de la historia sin caer nunca en la afectación ni en el exceso de información histórica. Y esto es algo que se agradece especialmente: la documentación —siempre rigurosa— está perfectamente integrada en la acción, sin ralentizarla ni interrumpirla. Leer a Verónica es sumergirse en sus textos, sentir la época narrada como si la vivieras, pues el lenguaje utilizado te traslada a ese tiempo.

He disfrutado de esta novela que, además, trata un tema que siempre me ha fascinado y, al mismo tiempo, me ha indignado como son los comportamientos de la Iglesia con las órdenes u otros movimientos que han aniquilado a lo largo de la Historia, como ocurrió con los templarios y los cátaros.

Yo, templario confirma el buen momento narrativo de Verónica Martínez Amat y su consolidación como una voz destacada dentro de la novela histórica actual. Con personajes que no son héroes planos, sino seres humanos atrapados entre lo que se espera de ellos y lo que realmente desean ser, la autora construye una historia que atrapa, conmueve y deja poso.

Una lectura imprescindible tanto para los seguidores de la autora como para quienes busquen una novela histórica con alma, bien escrita, intensa y humana.

L


Descubre más desde El baúl de Xandris

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.