El 24 de junio de 1842 nació en Ohio uno de los escritores más enigmáticos y cáusticos de la literatura estadounidense: Ambrose Bierce. Periodista, cuentista, crítico y soldado, Bierce es recordado tanto por su estilo irónico y demoledor como por su desaparición en México en 1913, envuelta en misterio y leyenda.
Un carácter forjado en la guerra
Bierce combatió en la Guerra de Secesión como voluntario del ejército de la Unión. Aquella experiencia marcó su obra para siempre: la brutalidad del campo de batalla, la banalidad del horror y la absurda lógica de la violencia quedaron plasmadas en relatos que destacan por su precisión y frialdad quirúrgica.
Entre sus cuentos más célebres figuran:
- “Un incidente en el puente del Owl Creek” (An Occurrence at Owl Creek Bridge), un relato maestro sobre el tiempo, la percepción y la muerte.
- “Chickamauga”, donde un niño demente presencia el horror de la guerra desde una inocencia perturbadora.
- “El jinete espectral” (The Horseman in the Sky), donde se funden deber patriótico y tragedia personal.
- “La ventana tapiada” (The Boarded Window), historia breve que mezcla el gótico con el suspenso rural.
El Diccionario del Diablo
Uno de sus trabajos más conocidos es el “Diccionario del Diablo” (The Devil’s Dictionary), una recopilación de definiciones sarcásticas que empezó a publicar en periódicos desde 1881. Allí redefinió conceptos con una mordacidad que hoy sigue resultando provocadora. Por ejemplo:
“Cerebro: órgano con el que pensamos que pensamos.”
“Egoísta: persona de mal gusto que se interesa más por sí misma que por mí.”
“Fe: creencia sin evidencia en algo dicho por alguien sin conocimiento sobre ello.”
“Historia: relato, en su mayoría falso, de acontecimientos, en su mayoría insignificantes, que son provocados por gobernantes, en su mayoría bribones, y soldados, en su mayoría imbéciles.”
Este libro condensa su visión amarga del mundo, influida por el cinismo periodístico, la decepción histórica y un agudo sentido del absurdo.
Otras obras y temáticas
Además de sus relatos bélicos y su célebre diccionario, Bierce cultivó otros géneros con soltura. Fue un pionero del cuento de terror psicológico y sobrenatural, con relatos que exploran lo espectral, lo alucinatorio o lo inexplicable, sin caer en lo meramente efectista. Algunos títulos destacados incluyen:
- “La cosa maldita” (The Damned Thing), sobre un ser invisible que mata.
- “Aceite de perro” (Oil of Dog), un macabro relato humorístico sobre la industria de la muerte.
- “El habitante de Carcosa” (An Inhabitant of Carcosa), que inspiraría décadas más tarde a autores como Robert W. Chambers y al mismísimo universo de True Detective.
- “¿Puede suceder esto en América?” (Can Such Things Be?), colección de cuentos fantásticos y de horror.
- “Cuentos de soldados y civiles” (Tales of Soldiers and Civilians, 1891), considerado uno de sus libros más importantes.
Periodismo, enemigos y peligros
Bierce trabajó durante años como periodista y columnista, sobre todo en San Francisco. Su columna “Prattler” era temida por su estilo destructivo. Criticó sin miramientos a políticos, obispos, magnates y escritores. Su célebre enfrentamiento con el magnate ferroviario Collis P. Huntington, al que acusó de corrupción y tráfico de influencias, le granjeó enemigos poderosos.
También tradujo a Victor Hugo, escribió sátiras políticas, críticas literarias y denuncias sociales con una independencia de criterio inusual en su tiempo.
Curiosidades
- Fue el décimo de trece hijos. Su familia tenía una fuerte tradición lectora: todos los hijos tenían nombres que empezaban con “A”.
- Era un consumado ajedrecista y publicó problemas de ajedrez en revistas especializadas.
- Usaba el seudónimo “Dod Grile” en algunos de sus primeros escritos.
- Su estilo ha sido definido como “gótico seco”: no necesita atmósferas cargadas ni monstruos evidentes para provocar inquietud.
- En vida, era más temido que leído. Su reputación se revalorizó tras su desaparición.
Desaparición en México
En 1913, ya anciano y hastiado, Bierce cruzó la frontera mexicana durante la Revolución. Decía que quería ver de cerca “una buena matanza” antes de morir. Se unió presuntamente a las tropas de Pancho Villa como observador y, tras una última carta fechada en diciembre de ese año, se desvaneció sin dejar rastro.
Sus últimas palabras conocidas, escritas en una carta a un amigo, fueron:
“En cuanto a mí, dejo una explicación: me voy de aquí.”
No se halló su cuerpo. No hay certificado de defunción. Algunos aseguran que murió fusilado en Chihuahua; otros que simplemente se internó en el desierto y se dejó desaparecer.
Legado e influencia
Ambrose Bierce es una figura clave en la evolución del cuento norteamericano. Su mirada desilusionada y su técnica narrativa influyeron en autores como H. P. Lovecraft, Jorge Luis Borges, Raymond Carver, Kurt Vonnegut o Carlos Fuentes. Su narrativa anticipa estructuras modernas: relatos de final abierto, inversiones temporales, narradores poco fiables.
La figura de Ambrose Bierce trascendió su propia obra y se convirtió en personaje literario. El escritor mexicano Carlos Fuentes lo inmortalizó en su novela Gringo viejo (1985), una ficción basada en los últimos días del autor en México, durante la Revolución. En ella, Bierce aparece como un hombre desencantado que busca una muerte con sentido en medio del caos. La novela fue adaptada al cine en 1989 bajo el mismo título, con Gregory Peck en el papel de Bierce, acompañando a Jane Fonda y Jimmy Smits. Esta reinterpretación consolidó aún más el aura legendaria y enigmática del autor estadounidense.
Borges lo definió como “uno de los primeros en entender que el horror más eficaz no es el que se ve, sino el que se intuye”.
Una voz que aún resuena
Ambrose Bierce sigue siendo incómodo. Su humor negro, su nihilismo, su precisión de cirujano no se ajustan bien a categorías. Fue un escéptico radical, un soldado lúcido, un escritor inclasificable y un crítico sin piedad. Desapareció como vivió: envuelto en humo, pólvora y sarcasmo.
“Morirás como un perro, y nadie te llorará”, escribió una vez.
Y quizá tenía razón. Pero la literatura sí lo recuerda.
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