Con Victorian Psycho (Lumen, 2024), Virginia Feito firma una novela provocadora, brutal e incómoda que se abre paso a machetazos en el panorama literario actual. Si La señora March nos llevaba al interior de una mente ansiosa y reprimida, aquí la autora abandona cualquier forma de contención para sumergirnos en el abismo de la violencia pura. La suya es una narrativa que ya no se esconde tras las cortinas del decoro: lo que ofrece es una sátira sangrienta, un festín macabro servido con la frialdad de un té victoriano.


Argumento: una institutriz con instintos asesinos

La protagonista es Winifred Notty, una institutriz que llega a Ensor House, la mansión de la familia Pounds, para hacerse cargo de la educación de sus dos hijos: Drusilla, niña precoz y ansiosa, y Andrew, el hermano menor. Desde las primeras páginas sabemos que algo no encaja. Winifred no es una institutriz al uso: bajo su aspecto contenido y su moral victoriana palpita una oscuridad imparable. Está llena de rencor, cargada de traumas y movida por una rabia que no tardará en traducirse en asesinatos metódicos, visiones grotescas y fantasías de venganza.

Lo que empieza como una historia de costumbres decimonónica va transformándose capítulo a capítulo en un descenso a los infiernos. La rutina doméstica (el aprendizaje, los paseos, la hora del té) se ve interrumpida por episodios de violencia extrema, imaginaciones perversas y delirios narrados con una frialdad casi quirúrgica. La violencia no es solo física: es también social, familiar, estructural. Y es navidad, por supuesto. Pero aquí, en lugar de redención, hay un clímax gélido, una celebración sangrienta que se impone como única forma de catarsis.

Una voz narradora que no pide permiso

Uno de los grandes aciertos de la novela es su voz narrativa, construida con habilidad por Feito: Winifred habla en primera persona, con una mezcla de frialdad, sarcasmo, precisión léxica y una lógica distorsionada. Su relato tiene algo de diario íntimo, pero también de manifiesto nihilista. Es una narradora poco fiable, aunque lúcida en sus propias reglas. Nunca busca la simpatía del lector: no se justifica, no se arrepiente, no se victimiza.

Esta decisión estilística recuerda a narradoras como la de Fleabag, pero pasadas por un tamiz de horror y resentimiento. Feito se atreve a construir una protagonista femenina absolutamente desprovista de virtudes tradicionales: ni maternidad, ni ternura, ni sentido de la comunidad. Y, sin embargo, resulta fascinante. Tal vez porque en su mirada desquiciada se filtran verdades incómodas sobre el peso de la infancia, los vínculos familiares y la hipocresía de las estructuras sociales.

Tono y estilo: lo gótico se encuentra con el slasher

Victorian Psycho mezcla géneros con total libertad: lo gótico, lo grotesco, el thriller psicológico, la sátira de costumbres, el terror pulp e incluso el cuento de hadas oscuro. El resultado es una novela inclasificable, intensa, a ratos hilarante y por momentos repulsiva. El título es más que una provocación: define con precisión lo que el lector encontrará. La violencia está desde el principio, anunciada sin ambages. Hay sangre, mutilaciones, bebés muertos, animales asesinados… pero también una estética muy cuidada, casi elegante en su crueldad.

La ambientación victoriana está tratada no como un contexto fielmente histórico, sino como una atmósfera deformada, una alegoría de la represión. La casa, los modales, las jerarquías sociales, todo contribuye a enclaustrar al personaje, hasta que estalla. El lenguaje es riquísimo, plagado de imágenes brillantes, juegos irónicos y pasajes de gran intensidad expresiva. Feito demuestra un oído excelente para el ritmo narrativo y una capacidad notable para mantener la tensión a pesar de que el desenlace —anunciado desde la primera página— no es ninguna sorpresa.

Navidad como escenario del desastre

El marco navideño no es anecdótico: funciona como contraste cruel entre el ideal de paz familiar y la verdadera pesadilla de Winifred. Feito subvierte todos los símbolos del cuento navideño: la chimenea se convierte en pira, los regalos en artefactos de tortura, el árbol en un altar macabro. La Navidad, esa promesa de reconciliación y ternura, se convierte en el escenario perfecto para una venganza cuidadosamente planeada.

Virginia Feito ha creado un artefacto literario explosivo, una novela que se lee con fascinación y desasosiego, que incomoda y divierte a partes iguales. Su mayor mérito quizás no sea la historia que cuenta, sino cómo la cuenta, y la valentía de haber construido a una protagonista inolvidable, incómoda, furiosa y —a su manera— coherente.

Recomendado para
Lectores que disfruten del suspense psicológico extremo, del humor negro, de las narradoras moralmente ambiguas y de las novelas que no temen romper convenciones.


Descubre más desde El baúl de Xandris

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.