El 22 de abril de 1707 nacía en Somerset uno de los grandes pioneros de la narrativa inglesa: Henry Fielding. Poeta, dramaturgo, ensayista y, sobre todo, novelista, Fielding es una de esas figuras clave en la historia de la literatura que supo moldear con ingenio y audacia las posibilidades del género novelístico. En el aniversario de su nacimiento, vale la pena recordar por qué su obra sigue viva más de tres siglos después.
Henry Fielding comenzó su carrera literaria como dramaturgo. En la vibrante escena teatral londinense de principios del siglo XVIII, escribió comedias llenas de sátira política y crítica social. Su estilo mordaz lo llevó a enfrentarse al poder, y sus obras contribuyeron, en parte, a la aprobación de la Licensing Act de 1737, que restringía la libertad en los escenarios. A raíz de esto, se volcó a la novela, el género que le permitiría desplegar su talento sin la censura del teatro.
Tom Jones y la invención de la novela moderna
En 1749, Fielding publicó su obra más célebre: The History of Tom Jones, a Foundling, considerada una de las primeras novelas modernas en lengua inglesa. Con una estructura ambiciosa, personajes complejos y un narrador omnisciente que interviene con humor e ironía, Tom Jones marcó un antes y un después.
El protagonista, Tom, es un joven de origen incierto criado por un caballero rural. Su historia combina aventuras, enredos amorosos, crítica social y una mirada satírica a la Inglaterra del siglo XVIII. Pero más allá del argumento, lo revolucionario fue la manera de contarla: Fielding creó un narrador que dialoga con el lector, reflexiona sobre la moral y se burla de las convenciones narrativas, sentando las bases del realismo literario.
Leí Tom Jones en mi adolescencia y fue una de esas lecturas que te sacuden por su vitalidad. Me atrapó el humor, la ligereza aparente —que en realidad esconde una inteligencia feroz— y esa sensación de que, entre líneas, se está cuestionando todo: las clases sociales, la religión, el amor romántico, la educación… Años después, sigo recordando la novela como una de mis favoritas de esa etapa lectora.
Fielding frente a Richardson: una rivalidad creativa
En su tiempo, Henry Fielding fue visto como el contrapunto de otro gran novelista inglés: Samuel Richardson, autor de Pamela y Clarissa. Mientras Richardson apostaba por el sentimentalismo y la virtud, Fielding prefería la ironía y el humor. De hecho, su primera novela, Shamela (1741), fue una parodia directa de Pamela, donde desenmascaraba las pretensiones de moralidad y ponía en evidencia las contradicciones de su rival literario.
Más allá de la ficción: justicia y compromiso social
A la par de su labor literaria, Fielding tuvo una destacada carrera en el ámbito judicial. Fue nombrado magistrado en Londres y fundó junto a su hermano John lo que se considera el embrión de la policía metropolitana: los «Bow Street Runners». Su compromiso con la justicia y su preocupación por los desfavorecidos se reflejan también en sus novelas, que a menudo critican la corrupción, la desigualdad y la hipocresía social.
Fielding en el cine: una adaptación inolvidable
Tom Jones no solo triunfó en el papel. En 1963, el director Tony Richardson llevó la novela al cine con una adaptación que se convirtió en un clásico del cine británico. Protagonizada por Albert Finney, la película fue un éxito rotundo, ganando cuatro premios Oscar, incluido el de Mejor Película.
La cinta mantiene el tono burlón y vivaz de la novela, rompiendo la cuarta pared, apostando por la narración irónica y ofreciendo una mirada divertida y crítica sobre la sociedad de época. Es una excelente puerta de entrada al universo de Fielding para quienes prefieran el cine antes de lanzarse a la lectura.
Un legado literario duradero
Henry Fielding murió en 1754, con apenas 47 años, pero dejó un legado que influiría en generaciones de escritores. Desde Charles Dickens hasta George Eliot, muchos novelistas reconocen en él una figura fundamental para el desarrollo del realismo narrativo. Su maestría en la construcción de personajes, su capacidad para combinar crítica social y comedia, y su dominio del arte de narrar siguen siendo admirados hasta hoy.
Celebrar el aniversario de su nacimiento es celebrar la inteligencia, la ironía y la humanidad de un autor que entendió la literatura como un espejo —a veces deformante, siempre lúcido— de la vida.
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