El género negro siempre ha servido como espejo de la sociedad, y El leñador (Alrevés, 2025) no es la excepción. Mariano Sánchez Soler, periodista con una larga trayectoria, nos sumerge en una historia que trasciende el mero relato criminal para convertirse en una reflexión sobre el periodismo de investigación, la corrupción y la lucha por la verdad. Con una narrativa que juega entre la realidad y la ficción, el autor construye una novela que no solo atrapa, sino que también deja al lector pensando en el papel del periodista en un mundo donde la información puede ser un arma poderosa.
Hace poco recordé que, cuando era adolescente, ya leía a Mariano Sánchez Soler; eran unos cuadernillos, adjuntos a una de las revistas en que trabajó, no sé si Interviu o Tiempo, que solía haber por casa en los que relataba como, según la investigación que había realizado, el caso del asesinato de los marqueses de Urquijo. Me fascinó. Los años han pasado y he leído mas obras de Mariano y esta última, El leñador, me ha producido el mismo efecto. Es una novela dentro de otra novela, es autoficción junto con investigación y los apuntes de una novela negra. Es un edificio literario con muchas habitaciones. La leí hace días, pero me ha costado hacer la reseña, pero al fin, allá vamos.
El leñador es una novela negra con una premisa fascinante: un escritor y periodista, Carlos Albert, construye la historia de un inspector basándose en casos reales. Este juego de espejos entre autor y personaje es uno de los mayores aciertos de la obra, pues permite a Mariano Sánchez Soler trasladar su experiencia periodística a la ficción sin hablar directamente en primera persona.
La estructura narrativa es otro de los puntos fuertes. La historia avanza con saltos entre el presente del escritor y fragmentos de la novela que está escribiendo, logrando que el lector descubra los hechos al mismo tiempo que el protagonista los va armando. Además, el autor juega con la incertidumbre entre realidad y ficción, lo que añade un interesante nivel de profundidad y hace que la historia quede resonando en la mente del lector.
Sin embargo, el título y el crimen que presenta al inicio pueden generar una expectativa distinta. Se podría pensar que la novela será más violenta, visceral y cargada de giros impactantes, pero en realidad, se centra en la investigación más que en el asesinato en sí. Esto no es un defecto, sino una decisión que permite una profunda reflexión sobre el periodismo de investigación. La forma en que se expone el trabajo del periodista, sus dilemas y los obstáculos a los que se enfrenta resulta magistral.
Sánchez Soler impregna la novela de su bagaje profesional y de su conocimiento del entramado de corrupción, mafias y poder en la Costa Blanca. A través de Carlos Albert, el libro rinde homenaje a los buenos periodistas y, al mismo tiempo, lanza una crítica a aquellos que han manchado la profesión.
El leñador es una novela que va más allá del género negro tradicional. No solo cuenta una historia de crimen e investigación, sino que construye un relato sobre el periodismo, la memoria y la lucha por la verdad en un mundo lleno de sombras. Su ritmo pausado, su estructura innovadora y su mirada crítica hacen que merezca la pena leerlo, sobre todo para quienes disfrutan de novelas que, además de entretener, invitan a la reflexión. Una lectura altamente recomendable.
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