La película La naranja mecánica (1971) de Stanley Kubrick, basada en la novela homónima de Anthony Burgess, se ha convertido en un hito de la cinematografía por su provocadora exploración de la violencia y la libertad en una distopía futurista. A través del viaje de Alex DeLarge, un joven sociópata que se convierte en un experimento del gobierno, la película reflexiona sobre los impulsos oscuros de la humanidad, el libre albedrío y el control social. Sin embargo, Kubrick se toma licencias importantes respecto a la novela, alterando el tono y el mensaje de la historia, lo que ha generado un amplio debate entre quienes ven en estas diferencias una ampliación o limitación de la crítica que Burgess intentó realizar.


Es cierto que hay diferencias entre la película y la novela, pero eso no inválida a ninguna de las dos pues son dos obras de arte en medios distintos. A mí me gustaron las dos, aunque reconozco que hay momentos en la película que me desagradan por la violencia explícita y sin sentido. en la novela es distinto porque al leer puedes matizar lo narrado con tu imaginación.

La visión de Kubrick y el retrato de la violencia

Kubrick, fiel a su estilo, desarrolla una atmósfera perturbadora y estética en la que la violencia se muestra de forma explícita y casi teatral. Escenas brutales, acompañadas por la música de Beethoven, llevan al espectador a un conflicto interno: repulsión y fascinación coexisten mientras se confronta la naturaleza destructiva de Alex. Esta estilización de la violencia no solo aumenta el impacto de sus actos, sino que desafía al espectador a cuestionar si el control social puede realmente “reformar” a alguien con impulsos tan oscuros.

El control y el libre albedrío: El dilema ético de Alex

La libertad es un tema central en La naranja mecánica. Al ser sometido al tratamiento Ludovico, un experimento que suprime sus impulsos violentos, Alex pierde la capacidad de elegir entre el bien y el mal, convirtiéndose en una herramienta dócil del Estado. Kubrick expone así una visión nihilista de la humanidad: sin libre albedrío, el ser humano pierde una parte esencial de su identidad. A través de esta transformación, la película plantea una difícil cuestión ética: ¿puede el Estado, en nombre de la justicia, quitar a una persona la libertad de elección, incluso si es para evitar el mal?

Divergencias con la novela: el final, el lenguaje y el mensaje

Las diferencias entre la película y la novela de Burgess son significativas y afectan el mensaje de fondo. La ausencia del capítulo final en la adaptación de Kubrick es la divergencia más notable. En la novela completa, Alex comienza a sentir el deseo de una vida menos violenta y sueña con una familia, lo cual introduce el tema de la redención y la evolución humana. Kubrick, al optar por omitir este final, ofrece una visión más sombría y deja a Alex como un prisionero de su naturaleza violenta, sin posibilidad de cambio. La novela sugiere que las personas pueden cambiar, mientras que la película enfatiza la inmutabilidad de ciertos impulsos humanos.

El lenguaje es otra diferencia significativa. La novela utiliza el nadsat, una jerga juvenil inventada que crea distancia entre el lector y la violencia, mientras que la película reduce su uso, haciendo que los actos de Alex sean más comprensibles e impactantes para el espectador. Al usar el lenguaje corporal y el poder de la imagen en lugar del nadsat, Kubrick logra un efecto de proximidad que intensifica el choque emocional.

Además, mientras que Burgess concibió su obra como una crítica al control gubernamental y a la psicología conductista, Kubrick se centra en los impulsos humanos, sugiriendo que la violencia es una parte inalterable de la condición humana. La eliminación de la redención final desvía en cierta medida la crítica social de Burgess hacia un mensaje más oscuro sobre la naturaleza humana.

Conclusión: Dos obras, dos perspectivas

Las diferencias entre la novela de Burgess y la película de Kubrick generan dos interpretaciones distintas de La naranja mecánica. Burgess busca plantear la posibilidad de redención y crecimiento personal, mientras que Kubrick presenta una visión más pesimista, en la que el control social y la naturaleza humana colisionan sin esperanza de transformación real. Ambas versiones ofrecen una meditación provocadora sobre la violencia, la libertad y el poder del Estado, y han dejado una profunda huella en la cultura popular y en las discusiones éticas y filosóficas.


Descubre más desde El baúl de Xandris

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.