Tres maneras de decir adiós (Páginas de espuma, 2024) de Clara Obligado es un tríptico literario que complementa de manera notable a su obra anterior. En este volumen, se percibe una evolución implacable en su prosa, que fluye con una elegancia propia. Los relatos aquí no solo se entrelazan por sus temas comunes, como la pérdida, el olvido, los cambios generacionales y el impulso creativo, sino que también conforman una narrativa que, si bien no unitaria en el sentido estricto, es coherente y profundamente emotiva.


Tras haber leído La biblioteca de agua tenía ganas de disfrutar con Tres maneras de decir adiós y no he sido defraudada sino todo lo contrario. Este libro, además de todo lo que cuento a continuación, es un reflejo de la capacidad de la autora para entretejer lo íntimo con lo universal, llevando al lector por un viaje que explora las despedidas, no solo como momentos de dolor, sino como espacios para la reflexión, el recuerdo y la posibilidad de cambio. Pero, asimismo, es un libro metaliterario, tanto por las referencias literarias como por la descripción del proceso creativo. Es una obra para disfrutar no solo una vez sino varias para poder extraer todo el contenido del mismo. Muy recomendable.

Técnica narrativa y estructura

La novela se divide en tres relatos independientes pero conectados temáticamente. Esta estructura permite que cada historia se lea por separado, pero al mismo tiempo enriquece la comprensión global de la obra. La narrativa de Clara Obligado es íntima y directa, caracterizada por un estilo lírico que invita a la reflexión. Los diálogos son escasos, lo que refuerza la sensación de introspección, como si la autora deseara que el lector se adentrara en la mente de los personajes sin distracciones externas.

Obligado también juega con el tiempo y el espacio. Los saltos temporales y la mezcla de escenarios refuerzan la idea de que la despedida es un proceso continuo, no un momento puntual. La autora presenta una visión circular del adiós, en la que los personajes, aunque intentan seguir adelante, están constantemente enfrentados a lo que dejaron atrás.

El estilo de Obligado es delicado pero firme. No se excede en descripciones innecesarias, sino que utiliza un lenguaje conciso que, sin embargo, tiene una gran carga poética. A través de esta economía de palabras, la autora consigue transmitir emociones profundas, haciendo que el lector sienta el peso de cada despedida como si fuera la suya propia.

La prosa es, en muchos sentidos, un ejercicio de contención. Se percibe una sensación de lo no dicho, de lo que permanece entre líneas. Esto obliga al lector a ser activo, a completar el sentido de las historias con su propia interpretación.

Personajes

Los personajes en Tres maneras de decir adiós están delineados con una precisión que los hace profundamente humanos. No son héroes ni mártires, sino personas comunes enfrentadas a las circunstancias de la vida. La autora logra que el lector se identifique con sus luchas internas, con sus miedos y con su dolor.

Cada uno de los personajes enfrenta su propia despedida de manera única. Algunos lo hacen con resignación, otros con rabia y algunos con una melancolía que impregna toda la narrativa. Sin embargo, lo que une a todos es el intento de comprender su pasado y de encontrar sentido en sus pérdidas.

Conclusión

Tres maneras de decir adiós es una obra conmovedora y profundamente humana. Clara Obligado ha sabido capturar la esencia de las despedidas en sus múltiples formas, y lo hace con una prosa refinada y una estructura narrativa innovadora. Los temas del exilio, el duelo y la memoria se entrelazan de manera sutil, ofreciendo una visión compleja y matizada de lo que significa decir adiós.


Clara Obligado, licenciada en Literatura por la Universidad Católica Argentina, se vio obligada a exiliarse en España tras el golpe militar de 1976. Desde entonces, continúa viviendo en Madrid y adquirió la ciudadanía española.​

Fue una de las primeras personas que comenzó a impartir talleres de escritura creativa tanto de manera independiente como en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, el Círculo de Bellas Artes o la librería Mujeres de Madrid, entre otras muchas instituciones.​ En 1978 fundó el Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado, uno de los centros de esta disciplina con más antigüedad de España y que dirige en la actualidad, dictando cursos tanto en directo como a distancia.​

Según Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma (editorial especializada en el género), Clara Obligado fue la introductora del microrrelato en España, a través de sus talleres literarios.​

En 1996 recibió el premio Lumen por su novela La hija de Marx. También es autora de las novelas Si un hombre vivo te hace llorar (Planeta, 1998), No le digas que lo quieres (Anaya, 2002) y Salsa (Plaza y Janés, 2002).

En sus libros de ensayo ha abordado temas relacionados con la mujer y la cultura, como en su obra Mujeres a contracorriente (Plaza y Janés, 2004).​

Colabora asiduamente con varios medios de comunicación. Ha sido jurado de varios premios.

En 2012 ganó el Premio Setenil con su libro de cuentos El libro de los viajes equivocados (Editorial Páginas de Espuma),​ y en 2015 el Premio Juan March Cencillo de Novela Breve, con la obra Petrarca para viajeros (Editorial Pretextos).


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