WHATSAPP

No llevaba mal el encierro. Habían pasado cinco días. Lecturas y silencios. Silencios solo rotos por el insistente sonido de los whatsaps. Hacían compañía, pero….

Había uno que no paraba, a todas horas. La bilis me subía por la garganta y con un grito exclamé: “¡ahora, lo silencio!”, mientras sacaba la pistola del cajón.

©Sandra de Oyagüe


Descubre más desde El baúl de Xandris

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.