La forja de una rebelde, de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo es
la segunda entrega de la saga de Manuela Mauri (siendo la anterior Si esto es una mujer) de estos autores
que, si bien ya han trabajado con anterioridad juntos en otras obras, tienen
una carrera literaria distinta.
Lorenzo Silva, autor de
la saga de Bevilacqua y Chamorro, por la que es más conocido, también ha
escrito libros infantiles, novelas de otros géneros (como el histórico),
ensayos, y en algunos ya coincidió  Noemí
Trujillo. Ésta, por el contrario, se decanta por la poesía (tiene 14 poemarios
publicados), el ensayo y la investigación literaria.
El primer caso de la
inspectora de Homicidios de la Policía Nacional, Manuela Mauri, abordaba el
macabro hallazgo de restos humanos de una mujer de color en los vertederos de
Pinto y Valdemingómez. Pero no se ha encontrado el cadáver completo ni se sabe
quién es la víctima. Ahora, en esta segunda entrega, Manuela Mauri, y su equipo
deben resolver el asesinato del matrimonio formado por Alberto Vargas y
Valentina Soares, acaecido en Alcalá de Henares. El o los criminales intentaron
hacer creer que se trataba de un robo, que se complicó y se les fue de las
manos, pero nada cuadraba para que esté fuera el móvil. Madrid vive sus
primeros días de confinamiento, pero eso no quiere decir que no sigan
produciéndose crímenes. Por eso la inspectora de policía Manuela Mauri,
mientras lidia con sus hijos encerrados encasa, tiene que acudir al escenario
del crimen, un crimen en el que una pareja ha sido asesinada a tiros en su casa.
Podríamos pensar que La forja de una rebelde,  seguiría una pauta similar a la serie de Bevilacqua.
Es cierto que desde el punto de vista de la estructura de la novela sigue el
mismo esquema, es decir, el lector sabe lo mismo que la policía, conoce todos
los avances de la investigación al mismo tiempo que los policías, somos
espectadores de todo lo que descubren como si viéramos una serie de CSI. No
obstante hay una diferencia muy importante entre ambas series pues en la que
ahora reseñamos la vida de la protagonista tiene tanta importancia como el
propio caso no lo que ocurría en la saga de Bevilacqua, ya que los
protagonistas no tenían obligaciones familiares, ni hijos que vivieran con él
con 10 y 17 años, en plena rebeldías adolescente, como la inspectora Mauri que
además está separada y tiene que ocuparse de ellos, aunque ahora viva con un
hombre que también tiene que luchar contra ese hijo rebelde que por supuesto no
lo acepta en el lugar de su padre.
Otra diferencia con la
saga anterior es la metaliteratura. Con el título ya nos damos cuenta pues hace
referencia a La forja de un rebelde
de Arturo Barea, un dato que no es casual, pues ese es el libro favorito de la
joven que encontró a sus padres muertos. No existe solo esa referencia pues
también se incorpora a la trama Diez
negritos
de Agatha Christie, novela que han de leer los asistentes a la
fiesta, por supuesto ilegal porque estábamos en pandemia, convocada por la
chica protagonista, Carlota.
Narrada en primera
persona, por la inspectora, nos muestra su visión del mundo, sus prejuicios,
sus problemas y preocupaciones no solo sobre el caso sino sobre su propia vida.
Es la primera vez que leo que una inspectora tenga problemas ginecológicos en
medio de una investigación, sin duda y porque además lo dijeron los autores en
una presentación esta es una aportación, y muy interesante por parte de la
coautora, Noemí Trujillo, ya que nos presenta a una mujer con la que empatizas
fácilmente, pues todas las profesionales con familia viven lo mismo, sobre todo
en trabajos que no se ajustan a un horario.
Por otra parte la
descripción de un Madrid confinado y los problemas de esta situación le dan un
toque especial a esta novela de género negro o policíaca, un toque que nos
recuerda a todos como lo vivimos, con hijos confinados aferrados a los móviles
para comunicarse con los amigos o saltándose el confinamiento y el miedo a
contagiar a otros o perder a algún miembro de la familia y la convivencia que
no era fácil. Y aún así había profesiones en las que no podías quedarte en casa
ni teletrabajar, como ha ocurrido posteriormente.
El ritmo de la novela es ligero sin dejar
cabos sueltos hasta la resolución del caso, sencilla de leer y muy  amena. Sinceramente me ha gustado más que las
protagonizadas por Bevilacqua, más real, será por la pandemia o por el problema
de los hijos o por la dificultad de compaginar trabajo y familia.
 


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