En principio no me gustan las novelas bélicas por lo que no las leo, pero en esta ocasión he de reconocer que cedí a la tentación de leer esta. Las razones son simples, y no tiene nada que ver el hecho de que haya obtenido el premio Letras del Mediterráneo 2020 de Novela Histórica, sino el de conocer al autor, leer las entrevistas y los distintos artículos sobre la novela, publicados en la revista digital 17 Musas, que despertaron mi curiosidad.

Es una buena novela de ritmo narrativo ágil, con capítulos cortos, y que no deja de ser un cruce, en mi opinión, entre un buen reportaje y un guion cinematográfico. Plantea el horror de la guerra pero sin recrearse en él, sobre todo en la pérdida de vidas civiles ajenas a los conflictos bélicos pero siempre víctimas, eufemísticamente llamadas daños colaterales. Y, entre estas víctimas, siempre las mujeres.

Es una novela que nos habla de la participación alemana, a través de un piloto, Heiko Weber, en la Guerra Civil española y durante la Guerra mundial y al mismo tiempo nos describe el Berlín de las Olimpiadas y el triunfo de Jesse Owen en las mismas, y el Berlín destruido de finales de la contienda. Heiko es un personaje ambivalente, es nazi convencido de su destino, pero al mismo tiempo y durante el transcurso de la novela vemos sus dudas. 

También quiero destacar las referencias al cine, tema que conoce de manera sobrada el autor, y se nota en la descripción de los cabarets de Berlín que irremediablemente te hacen recordar esa película inmortal, una de mis preferidas, interpretada por Liza Minelli, Cabaret. 

Una novela recomendable.

Sinopsis: Un avión con alas de gaviota invertida. Un piloto entrenado para bombardear en picado. Una adolescente evacuada de Madrid durante la guerra civil española. Y una trabajadora extranjera, mano de obra esclava, en medio del derrumbamiento de la Alemania nazi.

Stuka es algo más que la historia de un avión de aspecto siniestro y de las personas que lo crearon. La identidad sexual y la violencia que se ejerce contra las mujeres en tiempo de guerra son el latido de una novela que se mueve entre el esplendor de Los Juegos Olímpicos que encumbraron a Jesse Owens y las noches canallas de los cabarets de Berlín; y entre el horror de los bombardeos de la Legión Cóndor en los pueblos del Alto Maestrazgo y el hundimiento del la capital del Tercer Reich, cercada por el Ejército Rojo en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. 


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