En la pasada Feria del Libro, después de la charla que dio, Alejandro Palomas nos habló de este libro que estaba a punto de publicarse y que era una maravilla. Según sus propias palabras «He aquí, en mi humilde opinión, la historia perfecta, la mirada perfecta, la música perfecta. Esta novela es un milagro». Por venir de quien viene tal recomendación, no tuve duda de que lo tenía que leer. He de decir que es una novela corta y sin embargo intensa y que habla de muchas cosas. Me recuerda a otras novelas, sobre todo los cuentos de Eva Luna de Isabel Allende, no en vano la autora es chilena, pero con un estilo muy propio y con mucho más interés por lo menos para mí. Esta novela relata las aventuras de M, una niña de siete años que como ayudante de su padre entra en el mundo de los
vendedores ambulantes, de pueblo en pueblo, con productos de ferretería, marca Kramp, productos que para la niña configuran una filosofía en la que Dios se convierte en el Gran Carpintero. Al mismo tiempo que nos habla de la infancia nos cuenta el recorrido hacia la adolescencia, momento en que choca con la cruda realidad. Un libro precioso
vendedores ambulantes, de pueblo en pueblo, con productos de ferretería, marca Kramp, productos que para la niña configuran una filosofía en la que Dios se convierte en el Gran Carpintero. Al mismo tiempo que nos habla de la infancia nos cuenta el recorrido hacia la adolescencia, momento en que choca con la cruda realidad. Un libro precioso
Sinopsis: El día que el hombre llega a la
Luna, D empieza a trabajar como vendedor viajero de productos de Kramp: clavos,
serruchos, martillos, picaportes y mirillas.Comienza
también entonces la educación paralela de su hija M, convertida en ayudante y
cómplice que se salta las clases a espaldas de su madre para acompañar a D en sus
viajes, descubriendo un precoz sentido comercial y un talento inesperado para
la picaresca mientras recorren los pequeños pueblos del sur chileno, un
territorio plagado de fantasmas.
Luna, D empieza a trabajar como vendedor viajero de productos de Kramp: clavos,
serruchos, martillos, picaportes y mirillas.Comienza
también entonces la educación paralela de su hija M, convertida en ayudante y
cómplice que se salta las clases a espaldas de su madre para acompañar a D en sus
viajes, descubriendo un precoz sentido comercial y un talento inesperado para
la picaresca mientras recorren los pequeños pueblos del sur chileno, un
territorio plagado de fantasmas.
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